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viernes, 6 de marzo de 2015

ExAO (5): Vinos de Extremadura

Ya os conté hace algunos meses las primeras etapas de mi viaje en coche, Junio de 2014, por tierras de Extremadura y Andalucía Occidental. Desde la descripción general del viaje, hasta los paseos por Las Hurdes, la ciudad de Plasencia, las comarcas de La Vera y el Valle del Jerte y el Parque Nacional de Monfragüe.
Bodegas Habla, junto a Trujillo (Cáceres).
(JMBigas, Junio 2014)

Durante todo el recorrido por Extremadura (una parte todavía me queda por contar), tuve ocasión de visitar algunas de las bodegas que jalonan ese territorio. Hoy dedicaré este artículo a los vinos de Extremadura, con especial referencia a las visitas que pude realizar.

Extremadura es una tierra de acendrada tradición vitícola. Sin embargo, su vino más popular, el llamado Pitarra, me parece nefasto, excepto, quizá, para quien le recuerde sabores o aromas de la infancia. En los tiempos modernos (1.999) se ha establecido una única Denominación de Origen en la región, Ribera del Guadiana. Desde mi punto de vista, y con su configuración actual, esta denominación de origen contribuye muy poco a la apreciación de los vinos producidos en Extremadura. El motivo principal es que abarca hasta seis subzonas diferentes, con características climáticas y de suelo muy diversas, que no configuran un criterio de calidad uniforme para los vinos con esta denominación. Las subzonas son cuatro en la provincia de Badajoz (Tierra de Barros, Matanegra, Ribera Alta y Ribera Baja) y dos en la de Cáceres (Cañamero y Montánchez).
Viñedos junto a las Bodegas Habla (Trujillo).
(JMBigas, Junio 2014)

Las restricciones impuestas por cualquier denominación de origen (rendimientos máximos, tipos de cepas admitidas, composiciones, etc.) junto con una muy escasa aportación a la apreciación del producto, provoca que la mayor parte de las bodegas innovadoras de la región (que las hay y bastantes) prefieran la libertad de la denominación genérica Vino de la Tierra de Extremadura. Una situación que, probablemente, se acabe resolviendo en el futuro convirtiendo alguna de las subzonas en denominación de origen de pleno derecho, con sus propias características diferenciales.

En mi periplo por esa tierra, básicamente de norte a sur, empecé por visitar una de las nuevas bodegas con más reconocimiento en el mercado en estos últimos años: Bodegas Habla. Se encuentran muy cerca de Trujillo (Cáceres), dentro de la subzona Montánchez. Llegar a la bodega no es nada fácil, pues hay que pasar bajo la autovía A5 y seguir luego un camino de tierra. Para quien le pueda servir, sus coordenadas son N 39.402172º O 5.869200º. Casi enfrente está la finca La Torrecilla, de la misma propiedad, que no es de acceso público.
Puerta de entrada a las Bodegas Habla.
(JMBigas, Junio 2014)

Su vino más extendido y conocido es el Habla del Silencio, un nombre curioso que cualquiera retiene si lo ha visto alguna vez. Es, efectivamente, un tinto fino con crianza, muy agradable de beber, de 14,5º, elaborado a partir de Syrah, Cabernet Sauvignon y Tempranillo. También producen un tinto joven, ideal para el poteo o degustación por copas, al que llaman Habla de la Tierra. Pero sus joyas son los tintos Habla numerados. Cada año sacan al mercado dos de estos. Uno de ellos acostumbra a ser un monovarietal de Syrah (con número par), mientras que el otro es un cuvée de Cabernet Sauvignon, Tempranillo y Petit Verdot (con número impar). Los últimos presentes en el mercado son el Habla Nº 11 y Nº 12, aunque, con algo de suerte, todavía se puede comprar alguno de los anteriores.

La bodega es un edificio moderno (construido no hace más de diez o quince años). Si no se tiene cita previa, en la verja hay un timbre que permite, a horas convenientes, tener acceso al interior y poder comprar alguno de sus caldos, a la vez que recibir algunas explicaciones sobre su historia y actualidad.

Todos los vinos de las Bodegas Habla se comercializan como Vino de la Tierra de Extremadura.



Quería visitar Guadalupe y, de camino, al borde de la carretera EX-116, en el término municipal de Cañamero, visité las Bodegas Ruiz Torres (N 39.362001º O 5.335748º). El acceso es fácil desde la carretera, y hay una gran explanada para aparcar frente al edificio principal de la bodega. A pesar de que ya eran más de las dos de la tarde, todavía me atendieron en la tienda que tienen para los visitantes. Producen una gran variedad de vinos (tinto, rosado, blanco) bajo las marcas genéricas Attelea, Trampal y Antero. Pero sus mejores vinos los producen bajo el nombre de Ruiz Torres, como dos remarcables monovarietales de Syrah o de Cabernet Sauvignon.
Bodegas Ruiz Torres en Cañamero (Cáceres).
(JMBigas, Junio 2014)

Aunque algunos de los vinos están acogidos a la D.O. Ribera del Guadiana, la mayoría utilizan el genérico Vino de la Tierra de Extremadura. Me confirmaron los responsables que ello es debido, como ya he comentado, a las restricciones que impone la D.O., poco adecuadas, según ellos, a las características climáticas de la subzona Cañamero.

En esa misma subzona hay otra gran bodega, Bodegas Carabal, situada en Alía, junto a la carretera Alía-Castilblanco (N 39.369017º O 5.161679º). Tras la breve visita a Guadalupe (que ya os contaré en otra ocasión), estuve a sus puertas. Pero eran las cinco de una tarde muy calurosa y la verja estaba cerrada y no pude visitarla. Producen tres tipos de tinto bajo la D.O. Ribera del Guadiana. Un Tinto Roble (Carabal Rasgo); un Tinto Crianza (Carabal Cávea) que ha ganado bastantes premios a partir de un ensamblaje de Syrah, Cabernet Sauvignon, Tempranillo y Graciano; y el goloso Carabal Gulae, otro Tinto Crianza, elaborado con cariño a partir de sus mejores cepas.

Ese miércoles 4 de Junio recalé en Cáceres capital, donde cené y dormí (ya os contaré los detalles en otro momento).


El jueves 5 tomé rumbo al sur (final de etapa en Zafra, provincia de Badajoz), con idea de realizar una visita a Mérida, especialmente a su zona arqueológica romana. Tras un pequeño desvío hasta Montánchez, para comprar un poco del maravilloso jamón ibérico que allí producen, llegué a las inmediaciones de Mérida pasadas las once de la mañana, por la A-66, llamada Autovía de la Plata. Esta carretera, que vertebra todo el oeste de la península, de norte a sur, permite viajar desde Gijón en Asturias hasta Sevilla. Queda todavía algún tramo en que la carretera es de calzada única, pero casi toda la ruta es una autovía de doble calzada.
Viña Santa Marina, junto a Mérida (Badajoz).
(JMBigas, Junio 2014)

Para aprovechar las horas comerciales útiles (para la visita a Mérida daba igual un poco más pronto o un poco más tarde), seguí unos kilómetros hacia el sur, para visitar las bodegas Viña Santa Marina (en la subzona Ribera Alta), que están ubicadas junto a la propia A-66, aunque el acceso es ligeramente truculento, a pesar de estar señalizado. Por si acaso, sus coordenadas son: N 38.829072º O 6.371912º.

El edificio de la bodega, al más puro estilo de cortijo del sur, está rodeado de una extensión de viñedos, hasta las 61 hectáreas que constituyen el mejor activo de la bodega. Situada a los pies de la Sierra de Lamoneda, se trata de un proyecto de Álvaro de Alvear, perteneciente a una familia de larguísima tradición vitivinícola.

Una de las peculiaridades de Viña Santa Marina es que disponen de algunas variedades de uva muy poco extendidas en España, como la blanca Viognier y algunas cepas autóctonas. Yo sólo conozco que utilice la Viognier el Pago Vallegarcía, en Retuerta del Bullaque (Ciudad Real), de la que obtienen el que, para mi gusto, es uno de los mejores blancos de España.
Viñedos junto a Viña Santa Marina, en Mérida.

En Mérida, Viña Santa Marina propone, aparte de un blanco seco monovarietal de Viognier, también un Viognier dulce de vendimia tardía, muy singular.

Su tinto más popular y extendido es, probablemente, el Equus (un cuvée de Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Syrah). Pero también tienen un par de variedades de gama alta, con reconocimiento de más de 90 puntos Parker. Por ejemplo el Gladiator (Syrah, Cabernet Sauvignon, Petit Verdot) o el Miraculus (Merlot, Cabernet Sauvignon, Syrah, Cabernet Franc).

En la franja alta también se sitúan los dos monovarietales de Tempranillo, los Torremayor (crianza y reserva).

Utilizando varietales autóctonos, proponen dos vinos blancos interesantes: el Altara (Montúa, Cayetana Blanca, Pardina) y el Altara Aurum (un ensamblaje de Montúa y Viognier).

Utilizando solamente Merlot, proponen el carnoso rosado Viña Santa Marina.
Toneles de reclamo frente a Viña Santa Marina en Mérida.
(JMBigas, Junio 2014)

A pesar de que están afiliados a la Denominación de Origen Ribera del Guadiana, la mayoría de sus variedades se comercializa como Vino de la Tierra de Extremadura.

Llegué a la bodega en torno a las once y media de la mañana. Junto al edificio principal hay una gran explanada de tierra para poder aparcar, y acercarse andando a la entrada a la bodega. En la propia planta baja tienen una sala grande preparada para degustaciones, junto a una tienda muy bien dispuesta donde se pueden adquirir todas las variedades que producen.

Pensaba llevarme una muestra de seis botellas, pero la abundante variedad y excelencia de lo que producen me aconsejaron ir más bien a la docena, para no olvidarme de nada significativo.

Pasado el mediodía llegué a Mérida (ya os contaré la visita en otra ocasión).

Hubiera querido visitar también otra bodega singular en las inmediaciones de Mérida, Marqués de Valdueza. Pero la finca Perales de Valdueza, donde producen varios vinos tintos, incluyendo un Gran Vino de Guarda, así como aceite de oliva virgen, está situada junto a la A-5, en el Km 360 (N 38.859747º  O 6.544626º), ya camino de Badajoz, y me suponía un desvío que no me pude permitir.

Por la tarde seguí camino hacia el sur, con primera parada en Almendralejo, capital de la subzona Tierra de Barros, dentro de la D.O. Ribera del Guadiana. Esta zona es de las más reconocidas en el entorno vinícola de Extremadura. Aparte de algunos buenos vinos, varios productores también proponen una cierta variedad de cavas (algunos de ellos con Denominación de Origen Cava, que es la única D. O. que no es geográfica). En general, los Brut o Brut Nature tienen una buena calidad, y un excepcional ratio precio-calidad. Se pueden conseguir Brut Natures mucho más que correctos por menos de 5€.

Quizá el más conocido sea el Vía de la Plata, que tiene la bodega en el centro de la población, y sólo producen algunas variedades de cava (no vinos tranquilos). Tuve ocasión de probar su excelente Brut Nature esa misma noche en el Parador de Zafra. Pero para la visita yo había escogido la Bodega Romale, que está ubicada en un Polígono Industrial al norte de la población (N 38.696851º  O 6.412989º). Llegué allí en torno a las cuatro y media de la tarde, pero la tienda-oficina estaba cerrada hasta las cinco. Tuve que hacer tiempo dando una vuelta por Almendralejo, y volví pasadas las cinco.

Romale se suministra de diversos viticultores de Tierra de Barros, pero sus técnicos controlan directamente hasta 300 hectáreas de viñedos.

Bajo la D. O. Ribera del Guadiana comercializan dos familias de vinos. La marca básica (Viña Romale) integra un blanco de Macabeo, un rosado de Tempranillo, un tinto joven 100% Tempranillo y otro de Tempranillo con 10% de Garnacha. La marca premium (Privilegio de Romale) incluye un Tinto Roble Coupage (Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Syrah), un Tinto Crianza y otro Reserva 100% Tempranillo.

También comercializan algunos vinos más sencillos (como Vino de la Tierra de Extremadura) en los tres colores y habitualmente en el formato BiB (Bag in Box).

Los cavas blancos, bajo Denominación de Origen Cava y marca Privilegio de Romale, utilizan Macabeo y Parellada (Semiseco, Brut Nature y Brut Nature Reserva). El Brut Nature Rosado lo elaboran a partir de 100% Garnacha.

Junto a la oficina, en la entrada principal del edificio, tienen una pequeña tienda con exposición de todos sus productos, atendida por el propio personal de la oficina.

He probado el Brut Nature Reserva (que compré a un precio en el entorno de los 5€), y es mucho más que correcto y muy agradable al paso de boca.

Desde Almendralejo seguí camino al sur, para la última parada del día, en Villafranca de los Barros. Allí quería visitar la bodega Pago de las Encomiendas, que elaboran algunos productos bastante singulares.
Pago de las Encomiendas, en Villafranca de los Barros
(Badajoz).
(JMBigas, Junio 2014)

La bodega se encuentra a las afueras del pueblo, al suroeste de la localidad (N 38.554560º  O 6.344963º). Tras cruzar la verja (que yo encontré abierta, pasadas las cinco y media de la tarde), hay una explanada para poder aparcar el coche. Tras llamar al timbre, me atendió el propio responsable de la bodega.

Pago de las Encomiendas es un sabio ensamblaje de tradición, modernidad y esfuerzo por la calidad. Un exquisito cuidado de la uva en el campo, incluyendo a menudo vendimias nocturnas, y en la propia bodega, donde toda la conducción es por gravedad, tratando de evitar incidentes no deseados, determina la obtención de vinos singulares y muy reconocibles.

Para todos los vinos que producen utilizan la denominación genérica Vino de la Tierra de Extremadura, a pesar de encontrarse en el corazón de la subzona Tierra de Barros de la Denominación de Origen Ribera del Guadiana. Bajo la marca Nadir comercializan los tres colores: un tinto con crianza (Tempranillo y Syrah), un potente rosado (Tempranillo y Petit Verdot), cuyos 14,5º embotellan en un envase singular, y un Blanco (monovarietal de Cayetana Blanca).

En el alto de gama proponen el Xentia de Juan Carrillo, un tinto con crianza de 14,9º, elaborado a partir de Tempranillo, Petit Verdot, Syrah y Graciano.

Sin duda una bodega a tener en cuenta para completar el panorama de la modernidad en el vino extremeño.

Desde allí seguí camino al sur, hasta Zafra, donde había reservado alojamiento en el Parador.

Pero esa ya será otra historia.

Aparte de las fotografías que he seleccionado para ilustrar este artículo, podéis acceder a una colección más amplia pinchando en la siguiente imagen.


JMBA


Nota aclaratoria: Procuro proporcionar las coordenadas precisas de las respectivas bodegas, ya que raramente disponen de direcciones postales reconocibles por las herramientas cartográficas o dispositivos de navegación. La mayoría de GPS permiten la introducción de un destino mediante sus coordenadas. Y en Google Earth, por ejemplo, se pueden introducir directamente las coordenadas (eso sí, identificando la orientación Oeste como W  - de West - y no como O, y utilizando el punto decimal y no la coma) y te lleva de la mano a la puerta de la correspondiente bodega. 

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