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martes, 15 de mayo de 2012

François Hollande, coronado Presidente de la Vª República

Decía Raimon que al meu pais la pluja no sap ploure (en mi país, la lluvia no sabe llover). O no llueve nada o llueve demasiado; la sequía o la catástrofe: 

Al meu país la pluja no sap ploure:

o plou poc o plou massa;
si plou poc és la sequera,
si plou massa és la catàstrofe.


(extraído de cancioneros).
François Hollande, junto al Collar de Gran Maestre de la
Legión de Honor, recibe los aplausos de su compañera,
Valérie Trierweiler.
(AFP; Fuente: tf1)

En París, la lluvia sí sabe llover (como bien lo conocen sus habitantes, o quien lo haya visitado varias veces), y un día fresco y lluvioso de primavera ha recibido hoy la investidura de François Hollande (1954) como séptimo Presidente de la Vª República.

Se celebró esta mañana en el Palacio del Elíseo de París la llamada Ceremonia de Investidura (o de Traspaso de Poderes - Passation de Pouvoirs). Hollande fue proclamado oficialmente como nuevo Presidente de Francia para los próximos cinco años (un quinquenio, un quinquenat).

La Ceremonia está diseñada para darle el máximo protagonismo al Presidente entrante. Nicolas Sarkozy recibió a François Hollande en la alfombra roja al pie de los escalones de acceso. A continuación tuvieron una breve reunión (Sarkozy le daría las llaves de la casa, las del garage, esta para desactivar la alarma; la combinación de la caja fuerte; aquí está la llave del gas y en ese armarito están los fusibles y el disyuntor; si algo no os gusta, se lo dices al secretario; hasta luego, Lucas, buena suerte). Sólo media hora después, las dos parejas se despidieron a las puertas del Elíseo, y se escenificó la partida de Nicolas Sarkozy, hacia el coche oficial de la mano de su esposa, Carla Bruni, y en dirección a su domicilio particular.

En la Vª República francesa, la figura del Presidente no es, ni mucho menos, meramente representativa (como en otras repúblicas próximas, Italia o Alemania, por ejemplo). El Presidente de la Vª República es el Jefe del Estado y el máximo dirigente político del país. El Primer Ministro (nombrado directamente por el Presidente de la República) está a la cabeza del Gobierno, pero su relevancia es equivalente a la de un vicepresidente del Gobierno en España, por hacer una comparación fácilmente entendible. Esta tarde se ha sabido que el nuevo Primer Ministro será Jean-Marc Ayrault (1950), alcalde de Nantes desde 1989 y presidente del grupo socialista en la Asamblea Nacional desde 1997. Además, habla perfectamente el alemán.
El saludo de los presidentes saliente y entrante, a las
puertas del Palacio del Elíseo.
(Eric Feferberg; AFP; fuente: thestar)

En la etapa de Nicolas Sarkozy, hombre bajito pero de ego superdesarrollado que todo lo invadía, ha dado la sensación de que el Presidente de la República no sólo era el que mandaba más, sino que era el que mandaba sobre todo. Hollande ha prometido un estilo de Presidencia diferente; ha dicho repetidas veces que el Jefe del Estado no es el jefe de todo. Hoy ha indicado que su misión es la de fijar las prioridades, pero que Gobierno, Parlamento y Justicia son independientes. En el mejor estilo de los tradicionales valores republicanos.

Por su protocolo, por sus manifestaciones y por la visibilidad y trascendencia de sus actos, la Vª República tiene tintes muy próximos a la monarquía. Algunos hablan de República Monárquica, pero la prensa prefiere utilizar la fórmula inversa, de Monarquía Republicana. Por eso puede parecer que Hollande ha sido coronado hoy como Presidente de la República. El interior del Palacio del Elíseo (que hoy hemos podido ver con profusión, pues las cámaras televisivas han seguido en todo momento al nuevo Presidente por sus pasillos y sus salas), recuerda más a un Palacio Real que a la residencia de un presidente republicano. Tras ser proclamado oficialmente como nuevo Presidente de la República (por el presidente del Consejo Constitucional), lo primero que se le ha entregado a François Hollande es el Collar de Gran Maestre de la Legión de Honor, de manos de su Canciller. Que no es una corona, pero se da el aire.

Es la primera vez que alcanza la Presidencia de la Vª República un hombre soltero. Al menos, técnicamente soltero. A pesar de la larga convivencia con Segolène Royal (hija de militar, nacida en 1953 en Dakar, parte de lo que entonces era el África Occidental Francesa; presidenta del Consejo Regional de Poitou-Charentes, al suroeste de Francia; candidata a las Presidenciales de 2007, pero finalmente vencida en la segunda vuelta por Nicolas Sarkozy), de la que tienen cuatro hijos (Thomas -1984-, Clémence -1985-, Julien -1987- y Flora -1992), nunca llegaron a casarse. Aparte de sus convicciones o decisiones personales, parece que en este hecho tuvo su influencia el que la ley francesa prohíbe que los dos miembros de un matrimonio puedan ser diputados al mismo tiempo.

En vísperas de las elecciones presidenciales de 2007, se filtró la posibilidad de que acabaran anunciando su boda; pero, en su lugar, lo que se hizo público fue su separación. Desde 2006, François Hollande había iniciado una nueva relación sentimental, con Valérie Trierweiler, que hoy ha acompañado a François toda la mañana, y se ha convertido en Primera Dama de Francia. Valérie Massonneau (su apellido familiar de soltera) nació en Angers (al oeste de Francia, sobre el curso bajo del Loira) en 1965. Se ha casado dos veces. La primera con un compañero de infancia, que terminó en divorcio sin hijos. Y la segunda con Denis Trierweiler, secretario de redacción de la revista Paris-Match, con quien tuvo tres hijos y de quien está en proceso de divorcio, todavía no resuelto.

Valérie realizó diversos trabajos de periodismo político. Desde 1989 en Paris-Match (siguiendo, especialmente, al Partido Socialista). Y desde 2005 en la nueva cadena de televisión Direct 8. Esta mañana oí a algún periodista de la televisión francesa (France 24), comparar su situación con la de nuestra Princesa de Asturias, que pasó de periodista televisiva a princesa tras su matrimonio con Felipe de Borbón. Valérie, que llevaba un vestido negro, tenía en alguna parte del Elíseo una chaqueta larga y blanca, para abrigarse cuando había que salir al exterior.

Hollande quería para hoy una ceremonia sobria y sencilla, dados los tiempos que corren. Así, entre los dos centenares de invitados al acto en el Palacio del Elíseo, no estaba ninguno de sus familiares (a excepción de su compañera Valérie), ni siquiera sus propios hijos. Parece que ha querido alejar el acto de las portadas de la prensa del corazón.

En su primer discurso como Presidente de la República ha insistido en los temas clave que han articulado su campaña, contra cualquier tipo de discriminación (citó al antisemitismo, en particular) y respeto a la dignidad de todos (citó especialmente a las mujeres). Prometió respeto a todos los pueblos. Quiere ser el Presidente de todos los franceses (sea cual sea su origen, su residencia o su recorrido) y llama a la unión (rassemblement). Se propone promover en Europa una nueva via. En una entrevista política de estos últimos días, manifestaba su desagrado con la imagen que se ha dado en llamar Merkozy. Insiste en que no se puede gobernar a toda la Unión Europea desde un duopolio, que provoca en los demás países la sensación de estar dirigidos por un Directorio que da prioridad (muy probablemente) a sus propios intereses nacionales. No hay duda de que François Hollande trae aires nuevos al ambiente extremadamente enrarecido de estos últimos años.
Exterior del Palacio del Elíseo
(AFP: Fuente: republicain-lorrain)

En su discurso recordó algunos de los logros de sus predecesores en el puesto. A Sarkozy solamente le deseó lo mejor para la nueva vida que ahora se abre por delante suyo. No parece que sean, precisamente, grandes amigos. En la segunda vuelta, Sarkozy cayó derrotado por un estrecho margen de tres puntos (51,5% vs. 48,5%). 

Tras el discurso, saludos personales (algún abrazo, muchos apretones de mano, algunas palabras, bastantes besos tanto a mujeres como a algunos hombres) a todos los invitados, entre los que no estaba Segolène Royal ni, por supuesto, Dominique Strauss-Kahn. Se pudo ver, por ejemplo, a Martine Aubry, actual secretaria general del Partido Socialista francés, o a Lionel Jospin, primer ministro con Mitterrand, y fracasado candidato a las presidenciales de 2002, en las que no llegó ni siquiera a la segunda vuelta (donde Chirac tuvo que enfrentarse a Le Pen). Ese año, un 80% de los franceses, muchos con una pinza en la nariz, votaron por Chirac en la segunda vuelta, o sea, contra Le Pen. Sería un apasionante ejercicio político poder asistir a una segunda vuelta de elecciones en Grecia; en la que los electores tuvieran que enfrentarse a decidir dar su apoyo a la derecha europeísta o a la extrema izquierda que propone la insumisión y la salida del euro. Le he oído recientemente a un comentarista político un símil estimulante: mientras que la votación en la primera vuelta es sexual, en la segunda es amorosa.

Tras la revista militar en los jardines de Palacio (con interpretación de La Marsellesa y 21 salvas de cañón), desplazamiento al obligado homenaje en la Tumba del Soldado Desconocido, en el Arc de Triomphe. Aquí, una novedad interesante, en lo que se refiere al vehículo oficial que ha escogido Hollande: un Citroën DS5. Se trata de un coche familiar grande, estilo monovolumen, con el techo de lona y descapotable. Fabricado, por supuesto, en Francia. Todo un mensaje de estilo.

En el recorrido por los Campos Elíseos, hasta la Place de l'Étoile, el vehículo circuló a velocidad lenta, rodeado por motoristas de escolta y fuerzas a caballo. El chófer del coche presidencial tenía el limpiaparabrisas en funcionamiento intermitente. Hollande, de pie dentro del coche, saludaba al escaso público presente (propio de un día laborable y lluvioso) y a sus paraguas. No sé cuántas veces habrá tenido que cambiarse de traje, pues la lluvia ha sido inclemente con él, durante toda la jornada. Por el camino, se dio la tradicional escena de publicidad gratuita (supongo) al pasar frente a los característicos toldos rojos del Restaurante Fouquet.

Una de las tradiciones republicanas para el primer día de los nuevos Presidentes es la de llevar a cabo algún homenaje específico, escogido por el Presidente y que todo el mundo interpreta como el tono que quiere dar el entrante a su presidencia.

Hoy el primer homenaje fue a Jules Ferry, frente a la estatua dedicada a él, en el Jardin des Tuileries, junto a la Rue de Rivoli. Jules Ferry fue un político francés del siglo XIX, que fue alcalde de París, primer ministro de la IIIª República por dos veces, Ministro de Asuntos Extranjeros, Presidente del Senado y Ministro de Instrucción Pública y de las Bellas Artes. Entre 1881 y 1882, proclamó las leyes que consagraron la educación obligatoria y gratuita, y la enseñanza laica. Se le considera uno de los padres fundadores de la identidad republicana, y el promotor de lo que a menudo se conoce como la escuela republicana, la escuela gratuita, laica y obligatoria. Según parece, también sostuvo posiciones muy discutibles sobre la expansión colonial francesa, por lo que su elección por parte de François Hollande ha sido bastante controvertida.

En el Jardín de las Tullerías esperaban a François Hollande un par de centenares de invitados, entre los que había numerosos alumnos de escuela, niños y jovencitos de todas las razas, unidos por su afán de inmortalizar la jornada con sus móviles.

En un breve discurso, condenó a Jules Ferry por sus posiciones colonialistas, y le ensalzó por su papel en la promoción de la école republicaine. Insistió en la importancia de la enseñanza para todos como eje vertebrador de los valores republicanos. Y reiteró su promesa electoral de aumentar durante su mandato el número de profesores de escuela en 60.000. Para garantizar la igualdad de oportunidades, sin importar dónde o en qué medio se reside. Hizo mención específica de la importancia de las escuelas en el medio rural. 
La comitiva del nuevo Presidente, por los Campos Elíseos,
hacia el Arco de Triunfo.
(Fuente: tf1)

Durante este acto, el Sol brilló un ratito con timidez.

El segundo homenaje lo rindió a Marie Curie, en el Instituto Curie, rue d'Ulm, en el distrito quinto de París (5éme arrondissement), cerca de los Jardines de Luxemburgo. En este acto (en el que no hubo discurso, pero el cielo se abrió para dar paso a un breve aguacero), Hollande homenajeaba a la estudiante polaca inmigrante en Francia, a la mujer y madre de familia, a la investigadora de prestigio (Premio Nobel de Física en 1903, junto a Henri Becquerel y Pierre Curie; Premio Nobel de Química en solitario en 1911) y a la propia labor de investigación del Institut Curie para la curación del cáncer. El ayudante que sostenía un paraguas no consiguió evitar que el traje de François Hollande quedara nuevamente empapado, así como los cristales de sus gafas.

La jornada en París concluyó con la tradicional recepción en el Ayuntamiento de París (Hotel de Ville). En su discurso, desglosó una oda a Paris, casi un panegírico, centro de acontecimientos históricos (desde la Revolución de 1789 a los hechos de Mayo de 1968), la gran capital donde se genera el 10% del PIB de todo el país. Todo ciudadano francés tiene una unión especial con su propio pueblo o ciudad, y con París, que les pertenece a todos. Citó a Victor Hugo (todo el género humano tiene derechos sobre París) y reconoció de sí mismo que, habiendo nacido en Normandía, ha desarrollado una relación muy especial con el Departamento de Corrèze (en la región Limousin), pero se siente parisino de corazón y vida. Prometió que el Estado será socio leal para el desarrollo de los proyectos de futuro de la capital, como el Paris Metropole. Insistió en sus ideas centrales de transmitir a todos los ciudadanos un mensaje de confianza y de esperanza, y de velar especialmente por los Derechos del Hombre y por la juventud, otra de sus obsesiones.   

Esta misma tarde tenía una reunión (una cena) con la canciller alemana Angela Merkel, en Berlín. Se acabaron los fastos y las candilejas, y hay que ponerse a trabajar. Según la información oficial, se trata de una reunión protocolaria para establecer mutuo conocimiento, y no se esperan (todavía) decisiones importantes. Pero la Merkel no da puntada sin hilo. Habrá que ver lo que los noticieros publican mañana.

Para el jueves se prevé la primera reunión del Consejo de Ministros, para el viernes un encuentro bilateral con Barack Obama en Camp David, una cumbre del G8 para el sábado, y una cumbre de la OTAN en Chicago para el domingo y el lunes. Trabajo no le faltará.

François Hollande es ya oficialmente el séptimo Presidente de la Vª República (y el 24º Presidente de la República Francesa). Una tendencia política y un talante personal muy diferentes de los de Nicolas Sarkozy. En Francia (y en la Unión Europea) parece que se respiran aires nuevos.

Que tenga mucha suerte y acierto. Que falta nos hace.

JMBA

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