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viernes, 21 de diciembre de 2012

Con mis Mejores Deseos

Con mis mejores deseos para la Navidad y el Año Nuevo 2013.



Amb els meus millors desitjos per el Nadal i l'Any Nou 2013.



With my best wishes for Christmas and the New Year 2013.



JMBA

martes, 18 de diciembre de 2012

Un Año de Dolor

Se cumple estos días el primer año de mandato del Gobierno del Partido Popular, presidido por Mariano Rajoy. Y ya parece como si llevara mucho más tiempo, lo que es mala señal.
Mariano Rajoy, este lunes en la inauguración de la
Interparlamentaria del PP, en Toledo.
(Fuente: PP)

Para el ciudadano medio de España, este ha sido un Año de Dolor. Un dolor que hemos venido sufriendo en pequeñas entregas, como una historia que se va desentrañando en fascículos semanales, cuyo final sospechamos que ni el propio autor conoce. Un dolor que no se ha visto en absoluto mitigado por una historia, un relato, de más largo plazo que lo pudiera hacer admisible. Un dolor que, salvo los muy crédulos, nadie ha podido vivir como un sacrificio por un futuro mejor para el país y para (al menos) nuestros hijos.

Y es que la realidad del país es tozuda. Todos los indicadores económicos (el desempleo, la prima de riesgo, la riqueza -pobreza- de las familias, la morosidad, los desahucios,...) se han ido degradando, mes tras mes, durante todo el año. Sólo la balanza comercial (incluyendo los ingresos por turismo), han puesto una cierta nota de color distinto al negro. Y ello sólo demuestra que nuestras empresas, ante la total parálisis del mercado y el consumo domésticos, se han buscado la vida con cierto éxito más allá de nuestras fronteras, exportando a otros lugares lo que aquí ha resultado imposible vender, o llenando los hoteles de turistas extranjeros, porque el turismo nacional prácticamente ha desaparecido en combate; nadie está para viajar cuando no puede comer todos los días. Un camino, que para desgracia actual y futura del país, también han tenido que recorrer muchos miles de nuestros jóvenes, que han debido buscar oportunidades de empleo en otros países donde su talento y formación sí son valorados y apreciados. Una auténtica sangría para los activos del país y su capacidad de recuperación.

Los pecados de Rajoy como gobernante son muchos. Quizá el peor, porque supone, directamente, una traición a sus propios votantes (entre los que no me cuento), y que están ya mayoritariamente decepcionados, ha sido el repetido y reiterado incumplimiento de todas sus promesas electorales, una detrás de otra. Ha aumentado prácticamente todos los impuestos y tasas. Desde el IRPF y el IVA hasta las tasas judiciales, que están sembrando el escándalo estos días. Ha violado la ley al no revalorizar las pensiones de acuerdo a la evolución del IPC, y la revisión para 2013 ya se prevé inferior a la evolución del coste de la vida. Ha reducido el salario de los funcionarios, e incluso les ha secuestrado la paga extraordinaria de Navidad; algo de especial gravedad, pues ese dinero es el que se gasta con más alegría, suponiendo una inyección vital para el maltrecho comercio, de la que va a carecer este año. Ha recortado sin piedad, y ha cortado carne viva de los capítulos sociales básicos de la Educación y la Sanidad. Ha reducido, hasta hacerlas casi desaparecer, las ayudas a la dependencia. Y está estrangulando las inversiones en I+D, el único factor que, de verdad, podría permitirnos salir de la crisis sin caer de nuevo en la fiebre enfermiza del ladrillo.

Alguna vez me he quejado del sectarismo que inundó la vida política en la etapa Zapatero. Pero la era de Rajoy, caracterizada por la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, se está caracterizando por el autoritarismo, siempre latente en la derecha, del que han hecho especial gala los Ministros del Interior, de Justicia y de Educación. La Policía (las policías, porque el Ministro del Interior ha tenido un alumno aventajado en Felip Puig, el conseller d'Interior de la Generalitat de Catalunya) se ha empleado con saña en reprimir a la población muy incómoda e indignada, que ha ocupado las calles en toda clase de manifestaciones, concentraciones y huelgas.

Todos estos sufrimientos podrían resultar hasta digeribles si formaran parte de una historia más global que pudiéramos creernos. Pero Rajoy ha renunciado a este tipo de labor pedagógica y se ha instalado en el cortoplacismo más miope. Y no ha dejado en ningún momento de acusar a los anteriores gobiernos de haber dejado España hecha unos zorros, lo que le ha obligado a él a desgastarse para corregir esos (presuntos) desmanes. Me resulta muy poco creíble la ignorancia del estado real de la economía que alega una y otra vez como excusa para sus incumplimientos electorales. La herencia recibida se ha convertido en la muletilla de todos sus desmanes.

Rajoy se ha instalado con total comodidad en el pensamiento (casi) único imperante en la Unión Europea y muy en particular en la Eurozona, donde la única prioridad parece ser la lucha contra el déficit de las Administraciones Públicas, y la aplicación inmisericorde de medidas de austeridad y de recortes. Pero la economía real reacciona frente a esa austeridad sin límites con una depresión de caballo, con la progresiva paralización de las actividades industriales y, sobre todo, comerciales, y con un aumento del desempleo que parece no tener límite. Hoy en día, uno de cada cuatro españoles en edad y condiciones de trabajar no puede hacerlo, y está condenado a sobrevivir tirando de los ahorros, si los tiene, o de la pensión exigua de los mayores.

Pero lo peor para el ciudadano medio, incluso más que todos los recortes y reformas que sí ha hecho, es todo aquello que se estima como necesario e imprescindible, y que no ha hecho. Para los que más tienen, y que en muchos casos han escatimado capitales hacia paraísos fiscales con total impunidad, les propuso una baratísima amnistía fiscal para que repatriaran ese dinero. El resultado ha sido escasamente la mitad de un objetivo que ya era modesto en su planteamiento inicial. No parece haber iniciativas concretas para aumentar la progresividad del IRPF para las rentas más altas, o para revitalizar los impuestos de Patrimonio y Sucesiones. Conseguir eliminar (o al menos, reducir) la economía sumergida, no parece para nada que esté en su agenda.
María Dolores de Cospedal, la mano derecha de Rajoy en
el partido, comparte mesa con su presidente en Toledo.
(Fuente: PP)

Creo que la mayoría coincidimos en la necesidad de racionalizar las Administraciones Públicas, que cabalgan desbocadas de un modo que se ha visto con claridad que no es sostenible. Desde que se aprobó la Constitución en 1978, se ha ido desarrollando lo allí contenido. Pero algunos despliegues han sido más bien desordenados, cuando no claramente viciosos, y requieren de una reforma en profundidad. Es el caso del propio Estado de las Autonomías, un concepto positivo fruto de un consenso apresurado en tiempos turbulentos, cuyo desarrollo presenta ciertos vicios de ineficiencia que hay que corregir; incluso es posible que se requiera alguna modificación constitucional, y eso no es para rasgarse las vestiduras. En todo este año nada hemos visto que se haya hecho que contribuya a una mejor racionalización de la administración. Parece como si a Rajoy le temblara la mano cuando hay que aplicar el bisturí a la propia clase política.

La clase política dispone de privilegios que resultan ya intolerables en esta fase de sacrificios para toda la ciudadanía. La desvergüenza, el nepotismo y la corrupción campan por sus respetos sin que parezca haber una voluntad firme y decidida para atacarlos y reprimirlos. Los políticos parecen consagrados como una casta extractiva, con capacidad de derivar rentas existentes hacia sus propios bolsillos, sin necesidad de crearlas ex novo. Y ello ante la mirada atónita del ciudadano medio, ahogado por las restricciones y empujado hacia la pobreza y la miseria.

Para todos sería más llevadera la situación si entendiéramos que las apreturas y sacrificios que sufrimos forman parte de una historia que nos estuviera llevando hacia un futuro mejor para todos. Pero mientras los ciudadanos atestan los comedores sociales, da la sensación de que los políticos siguen viviendo en una nube donde todas esas penurias no son más que un rumor desagradable.

Hemos vivido este primer Año de Dolor con Rajoy, sin compensación de ningún tipo. Prácticamente todos los indicadores son negativos, y nos resulta imposible creer que haya alguna luz al final de este oscuro túnel, por mucho que Rajoy insiste en decirlo, pero sin ninguna prueba. La Reforma Laboral ha generado cientos de miles de nuevos parados en una sangría que parece no tener final.

Y mientras, estos días, el propio Partido Popular se aplaude a sí mismo en unas jornadas autocomplacientes de la Interparlamentaria en Toledo, lideradas por la impresentable de Cospedal, que cobra varios sueldos y cuyo compañero (o marido, no sé) está en todas las salsas que suenen a algún tipo de beneficio, tráfico de influencias o corruptelas. Me ha dado grima ver algunas imágenes de esas sesiones, que en nada se diferencian de las que podemos haber visto en el pasado, en épocas de prosperidad. La orquesta del Titanic no deja de tocar, aunque la colisión sea ya inmediata.
Rajoy y sus palmeros, en la Interparlamentaria de Toledo.
(Fuente: PP)

En resumen, señor Rajoy, que con esta crisis todos hemos aprendido algo de Economía. Al menos lo suficiente para entender que esas comparaciones que tanto le gustan entre la economía familiar y la de los Estados, son parcialmente falsas. Porque en las familias no hay Bancos Centrales, no se dispone de la máquina de fabricar dinero, ni hay rescates; porque en las familias, si la situación económica es tensa, todos deben contribuir con sus sacrificios, desde el cabeza de la familia hasta el último de los hijos, mientras que parece como si los políticos vivieran en su propia burbuja, asépticamente aislada de la dura realidad social. No haga trampas, señor Rajoy, que ya nos las conocemos todas.

2013 no va a ser un buen año, desde el punto de vista económico. Esto parece que ya está claro para todo el mundo. Los más optimistas auguran que pueda haber algún brote verde para finales y de cara al 2014. Pero usted, señor Rajoy, debería esforzarse mucho más en repartir los sacrificios con criterios que podamos compartir, y debe tejer una historia para contar a los ciudadanos, para que podamos creer que todos estos sacrificios van a servir para alguna cosa de provecho para todos, y no sólo para mantener los privilegios de unos pocos afortunados.

Si nos cuenta un relato creíble con final feliz, es posible que podamos acompañarle en el duro camino sin demasiadas quejas. Pero ya basta de andar j...... y hacia ninguna parte.

Por el camino que lleva, ni agua, señor Rajoy.

JMBA

martes, 11 de diciembre de 2012

Jamón de Crisis

Por toda la franja oeste de España, bordeando la frontera con Portugal, es posible ver muchos paisajes de las denominadas dehesas. Son áreas relativamente onduladas, habitualmente pobladas de encinas espaciadas entre sí, por los que se puede ver trotar a unos animales bajitos, de tamaño mediano y cortas patas, de piel oscura y que nos recuerdan a los primos atléticos de los fofos cerdos blancos de granja o corral. Se trata de los cerdos ibéricos, una raza intermedia entre el cerdo blanco y el jabalí.
Imagen típica del paisaje de dehesa. Cerdos ibéricos
comiendo bellotas en el encinar.
(Fuente: grupochinato)

Sea por Salamanca, por Extremadura, por las estribaciones de Sierra Morena, por Córdoba o por Huelva, la cría extensiva del cerdo ibérico es muy habitual en toda la zona.

Como de otras razas de cerdo, del cerdo ibérico se aprovecha todo. Se obtienen, por supuesto, jamones, pero también toda clase de embutidos.

Si nos centramos en los jamones, los de cerdo ibérico son habitualmente más jugosos y gustosos que los jamones de cerdo blanco. Cabe decir, por supuesto, que del cerdo blanco se obtienen excelentes jamones en algunos lugares donde se tratan con especial mimo, especialmente en su curación. Podríamos citar a título de ejemplo, ciertas zonas de Granada (Trevélez) o Teruel.

Pero los jamones ibéricos han pasado a formar parte del imaginario del lujo del español medio y, hay que decirlo, de todos los extranjeros que nos visitan y lo prueban. Me acuerdo de una amiga alemana que, con ocasión de una visita en familia a España, probaron el jamón ibérico en un almuerzo que compartimos. Me recriminaba luego que, a partir de ese día, cada vez que tenía que venir a España por motivos de trabajo, su marido le recordaba que no se olvidara de la provisión de jamón ibérico.

La calidad del producto final depende de tres factores principales. Por una parte, la raza del cerdo, obviamente. Por otra, lo que ha comido durante su vida. Si la alimentación ha sido a base de bellotas de encina, el jamón alcanza su cúspide de sabor. Pero también es muy importante el estilo de vida que han llevado. No se consigue igual calidad y sabor con un cerdo ibérico que, aunque haya comido solamente bellotas, haya pasado toda su vida encerrado en una granja, que si el animal ha estado trotando por la dehesa, en busca de su cotidiano condumio. En este caso, las diferencias principales radican en la forma en que la grasa se infiltra en la propia carne gracias al diario ejercicio, o se mantiene como una capa puramente adiposa fruto del sedentarismo.

Afecta asimismo a la calidad final del producto la forma en que murió el animal, si hubo caídas con hemorragias, o incluso los expertos distinguen en calidad los jamones (jamón de la pierna trasera, paletilla de la pierna anterior) del lado hacia el que dobló el animal al morir, respecto del que quedó al aire.

En fin, hay enciclopedias que hablan de este tema, y no voy a insistir en ello.

Anda el sector estos días tratando de clarificar las denominaciones de los productos, porque con la extensión de su crianza, se ha acabado sembrando una cierta confusión. El hábitat natural del cerdo ibérico son esas dehesas de encinar, donde el animal puede trotar (casi) en absoluta libertad, en lo que se llama crianza extensiva. Pero la demanda y el mercado han forzado la oferta más allá de lo que las dehesas pueden alimentar. Así, existe toda una reglamentación para regular el jamón (centrémonos en él) puro de bellota, el de recebo o el de cebo. Esto significa que el cerdo ibérico puede también criarse en modo intensivo o semiintensivo.

El sabor más apreciado (y también el más caro), se consigue de los animales que han trotado toda su vida por la dehesa, comiendo bellotas por el campo. Algunos lo han hecho una parte de su vida, y el resto han sido alimentados en granja, de modo intensivo, bien con bellotas o con piensos de diverso pelaje. Y hay cerdos ibéricos que pueden haberse criado enteramente en granja, alimentados sin ningún esfuerzo por su parte. Y también sucede que la cría intensiva del cerdo ibérico puede producirse en otras regiones que no son su hábitat natural.

El sistema actual de denominación es relativamente confuso (creo que hay hasta ocho categorías), y el sector quisiera verlo reducido a muchas menos, que resulten más ilustrativas y descriptivas del ciclo de vida real de los cerdos ibéricos que los han generado.

A ello hay que añadir que existen varias Denominaciones de Origen que cubren los jamones ibéricos de ciertas zonas donde se consigue una especial calidad. Las más conocidas son las de Jabugo (en Huelva), Dehesa de Extremadura (extraordinariamente apreciada) y Guijuelo (en Salamanca).
Una pieza de jamón de bellota, anclada
en su jamonero.
(Fuente: solostocks)

El consumo doméstico del jamón ibérico puede realizarse por piezas o bien comprarlo ya loncheado. Una pieza de jamón ibérico puede pesar en el entorno de los 7 ú 8 kilos, mientras que una paletilla puede pesar unos 4-5 Kg. Para cortarlo en casa se requiere disponer de los utensilios necesarios (básicamente, un jamonero donde poderlo anclar, y un cuchillo largo y fino, conocido habitualmente como cuchillo jamonero), así como un cuchillo más grande para mondar la corteza. Y, por supuesto, una técnica y una pericia que no están al alcance de cualquiera. Aparte, debe consumirse en un período relativamente corto de tiempo (unas poquitas semanas, si acaso) o la pieza se va marchitando. Para comprender la técnica, puede consultarse el excelente ensayo llamado El Corte del Jamón Ibérico, obra de Don Demetrio Calderón Barragán. El rendimiento de una paletilla (porcentaje de carne comestible frente al peso total de la pieza, incluyendo hueso, corteza,...) puede ser del orden del 35%, y el de un jamón ibérico del orden del 45%. Aunque estos valores dependen también de la morfología de la pieza y de la  habilidad del cortador.

Se puede comprar jamón ibérico loncheado bien en tiendas especializadas, donde lo cortan (a cuchillo o a máquina, a partir de bloques procedentes del deshuesado del jamón o paletilla original) bajo pedido, o bien en sobres envasados al vacío (de 100 ó 200 gramos de peso).

En las últimas décadas, nos hemos acostumbrado a que los jamones y paletillas ibéricos se hayan convertido en uno de los obsequios navideños más apreciados por los españoles. Son los famosos pata negra (porque la pezuña del cerdo ibérico, a diferencia de la del cerdo blanco, es de color negro).

Las mejores piezas de bellota (por la calidad del animal origen, pero también por el mimo y duración del proceso de curación, que puede llegar a ser de hasta 2 ó 3 años), se vendían por precios entre los 60 y los 80€ el kilo para el jamón (en el rango de los 400-500€ por pieza), y en el entorno de los 30-40€/Kg para la paletilla (120-150€ por pieza). Aunque existen en el mercado algunas piezas premium (por la excelencia de todos los elementos involucrados en su elaboración) que se ofrecen por varios miles de euros (ejemplo, los 4.000€ de un jamón premium de Arturo Sánchez de Guijuelo, que incluye un donativo de 1.000€ a una ONG, y que tiene a gala ser el jamón más caro y solidario del mundo).

El elevado precio del producto final y la creciente demanda en los años de mayor esplendor económico, ha atraído a la cría del cerdo ibérico y a la curación de jamones a capitales externos al mundo agrícola y ganadero, en un fenómeno paralelo al que se ha vivido en el mundo del vino.

En esos años, los que somos aficionados al producto, pero consumidores demasiado pequeños como para tener una pieza en casa, nos hemos acostumbrado a pagar el mejor jamón loncheado de bellota a precios próximos a los 150€/Kg, cuando no incluso algo superior.

Pero la crisis está pasando factura, y de qué manera, a este sector. Lógicamente, por su precio, el mejor jamón ibérico es un producto alimenticio de tipo suntuario o de lujo, de los primeros que puede considerarse como superfluo ante la necesidad de afrontar economías de guerra. La clase media, que llegó a ser consumidora esporádica, pero reiterada, del jamón ibérico en los mejores años de la economía expansiva, se ha retraído casi por completo de su consumo (salvo en ocasiones muy especiales). La gran oferta existente no encuentra, pues, clientes suficientes para darle salida.

De este modo, el sector también se está viendo obligado a poner en marcha su propia economía de guerra. Algunas empresas se enfrentan a procedimientos concursales, por acumulación de stocks invendibles (por lo menos a los precios deseados) y falta de liquidez. Este es el caso, por ejemplo, de la inversión del cantante Miguel Bosé en la industria de los jamones ibéricos con Denominación de Origen Dehesa de Extremadura. Desde 1997 es el socio principal de un secadero en Montánchez, que comercializa jamones con D.O. bajo la marca Monsalud. En 2012, la empresa ha entrado en concurso de acreedores.
Lonchas de jamón ibérico, con la grasa infiltrada en la carne.
(Fuente: que)

De modo general, la crisis ha llevado al sector a la necesidad de rebajar los precios, para conseguir que la demanda se sostenga a unos niveles que permitan la salida de toda la producción. Según me han comentado en algunas tiendas gourmet, están saliendo al mercado algunos jamones (que se han mantenido congelados) de las campañas de 2007 y 2008.

Lo cierto es que, y esta es una muy buena noticia para el consumidor, en la actualidad es posible conseguir sobres al vacío de excelente jamón ibérico a precios muy atractivos, en supermercados o hipermercados. Las tiendas gourmet mantienen, por el momento, sus precios, confiando en que sus clientes de clase alta sean menos sensibles a la crisis económica.

También algunos productores y tiendas gourmet, para ahorrar el engorro de tener que cortar el jamón en casa, ofrecen vender el producto ya loncheado (a mano, a cuchillo) y envasado al vacío en sobres de 100 gramos, por un precio sólo ligeramente superior al de la pieza entera. En este caso, un jamón de unos 7 Kg. de peso se puede convertir en unos 30 sobres de 100 gramos cada uno de jamón loncheado.

En las góndolas de los supermercados se ven hoy sobres de 100 gramos de buen jamón o paletilla ibéricos de cebo o recebo por precios entre los 2 y los 4 euros, prácticamente al alcance del capricho de cualquiera. Como ejemplo para abriros el apetito, quiero citar también una excelente oferta que está en vigor en el Supermercado de El Corte Inglés (tradicionalmente conocido por sus precios más elevados que la media del sector, aunque ya ha tenido que corregir el tiro). COVAP es una empresa con sede en Pozoblanco (Córdoba), que comercializa jamones ibéricos de bellota procedentes del Valle de los Pedroches, en las estribaciones de Sierra Morena, que se autodenomina el encinar adehesado más grande y rico del mundo. Entre otros formatos, comercializan sobres de un excelente jamón ibérico de bellota loncheado (a máquina) y envasado al vacío, de 150 gramos, que están a la venta por 12,25€ (es decir, a unos 80€/Kg), prácticamente el precio que se pagaba por ese jamón en piezas, hace algunos años. Pero, además, en el Supermercado de El Corte Inglés está en vigor en esta campaña navideña la oferta de 3x2. Se pueden comprar tres sobres de 150 gramos de ese jamón de gran calidad por solamente 24,50€ (es decir, a poco más de 50€/Kg). Un precio que está por debajo de la mitad de lo que estábamos acostumbrados a ver en los años de la burbuja.
Sobre al vacío de 150 gr. de jamón ibérico puro
bellota de COVAP (Valle de los Pedroches).
(Fuente: COVAP)

Y ahora un consejo práctico para la apertura de esos sobres al vacío. Si no se toman ciertas precauciones, resulta complicado separar las lonchas y hace que su consumo resulte algo engorroso. Antes de su apertura, conviene sumergir el sobre en un barreño con tres dedos de agua caliente, durante 1 ó 2 minutos. Luego hay que abrirlo y exponerlo al aire durante un rato (digamos una media hora). Y luego se puede servir a mayor placer.

Los sobres se conservan sin ningún problema durante varios meses fuera del frigorífico. Pero si se quiere conservar en él, conviene devolverlo a temperatura ambiente (sacarlo de la nevera varias horas antes), antes de cualquier otra manipulación.

Conviene no olvidar que uno de los elementos que hace especialmente jugoso y sabroso al jamón ibérico, es que la grasa funde en el entorno de los 23ºC (a diferencia de la grasa del cerdo blanco, que funde por encima de los treinta). Por lo tanto, a temperatura ambiente (chambrée), el buen jamón ibérico tiene una superficie brillante, por ese pringuecillo tan característico.

Una excelente ocasión para sacarle alguna ventaja a la crisis. Con pan tierno y sabroso (un mollete de Antequera puede ser una opción a retener), impregnado de tomate frotado a la catalana (que se conoce como tumaca en el resto de España, y puede incluso comprarse en botecitos ya preparado para ser directamente untado en el pan), un chorrito de aceite de oliva virgen y ese jamón, se tiene un bocadillo de clase superior. Una delicadeza del paladar que nos hace pensar, mientras lo saboreamos, que la troika, la Merkel, el BCE, el FMI y los (malditos) mercados también han tenido algún efecto benéfico, haciéndonos un poco más accesible esta golosina.
Todo un jamón de bellota se puede comercializar
ya cortado a cuchillo, en sobres de 100 gr.
(Fuente: seleqto)

O se puede tomar, por supuesto, al plato, acompañado de pan de hogaza o payés (preferiblemente untado en tomate, con aceite y una pizca de sal) o de los famosos Picos de Jerez.

Para acompañarlo, se puede escoger una cerveza ligera del Sur (estilo Cruzcampo), o más carnosa (estilo Mahou) o bien un vino tinto recio (próximo a los 14º) con algo de madera, de los muchos (y excelentes) que hay por el mundo.  

Con un poquito de jamón ibérico de vez en cuando, no os hará falta ni un mal jarabe para la tos para transitar por este invierno. Y, si llegáis al paroxismo, hasta la Merkel os puede parecer sexy.

Que os aproveche.

JMBA

jueves, 6 de diciembre de 2012

A Vueltas con los Idiomas

Nunca he sido demasiado sentimental con los idiomas. Su primera excelencia es la capacidad que tienen de permitir entendernos a las personas. Es cierto que cada uno tiene sus propias bellezas, esos giros llenos de sentido que no resultan fáciles de traducir, y que en torno a cada idioma se desarrolla una cierta cultura, una literatura, etc. Pero la Torre de Babel fue un castigo de Dios, no lo olvidemos.
José Ignacio Wert, Ministro de Educación (y más cosas).
Sensible como un azulejo de cocina.
(Autor: Jaime García; Fuente: abc)

Pero de ahí a la sublimación de un idioma, de cualquier idioma, va un trecho que nunca me ha gustado recorrer.

Yo soy catalán (nacido en Barcelona) aunque llevo ya muchos años residiendo en Madrid. Hablo catalán con mi familia y con quien se ponga por delante que le apetezca (y sepa) hacerlo. En mi biblioteca personal de unos 2.000 volúmenes, tengo no menos de 70 libros en su edición original catalana (junto a más de 200 en francés, algo más de cien en inglés y el resto en castellano) y cada vez que viajo a Barcelona por cualquier motivo, procuro visitar alguna librería para comprar un par de libros en catalán.

Con todo ello solamente quiero ilustrar el hecho de que resulto poco sospechoso de ser anticatalán.

El Ministro de Educación del Gobierno de Rajoy, José Ignacio Wert, que no se caracteriza precisamente por su diplomacia, ni por su mano izquierda ni por la mesura de su verbo, tiene a las fuerzas vivas del catalanismo en pie de guerra. Ya rompió hosti(a)lidades con su famosa frase de "españolizar a los alumnos catalanes", que quizá tenga algún sentido positivo pero yo no se lo acabo de encontrar, y ahora ha entrado en guerra abierta con la presentación del proyecto de Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa, la llamada LOMCE.

El Govern de la Generalitat (actualmente en funciones) y todos los adalides, voceros y portavoces de lo catalán, del catalán y del catalanismo, han puesto el grito en el cielo, acusando a Wert de querer desmontar todo lo existente en cuanto a escuela en catalán, la llamada inmersión lingüistica y otros temas relacionados, pero igualmente sensibles. Poco está faltando para que le acusen de haber asesinado al President Companys.

Siempre me ha costado entender estas reacciones viscerales y victimistas. Podían tener sentido en otros tiempos, pero en la etapa de la democracia y el diálogo (si el PP de Rajoy no la acaba de cancelar, claro) no creo que sea una reacción con la seriedad requerida para temas tan complejos y poliédricos.

Una persona iletrada lo será en todos los idiomas que le pongas por delante, mientras que una persona sensible con la cultura, lo será en todos los idiomas que le sea posible conocer. Pero me temo que no estamos hablando de esto.

Desde la reciente exacerbación del sentimiento catalanista, incluso secesionista o independentista, me he creado una lista en mi cuenta de twitter (@jmbigas) a la que he llamado Pasión de Catalanes (la frase es copyright de locutor de ustedes, Herrera Carlos). En ella agrupo una cincuentena de fuentes de información (de tweets, de piopíos) que incluyen medios de comunicación, políticos, intelectuales, economistas y periodistas del entorno más claramente favorable a una eventual secesión de Catalunya. A mí me sirve para estar al tanto, de primera mano y sin pasar por la mediatización de la cocina de Madrid, de las reacciones originales de ese entorno.

Infinidad de hashtags se han creado al hilo de este enfrentamiento. Quizá el más original sea el de #wertgonya (wertgüenza)

Sobre el tema concreto de la LORME, quizá lo que más me ha sorprendido son unas declaraciones de la consellera d'Educació, Irene Rigau, que recogen diversos medios catalanes (en particular, @324_politica, de la cadena catalana de noticias 24 horas, 3/24). Dice la consellera:


Rigau: "A Wert el que li molesta és l'èxit del model d'immersió"


Es decir, A Wert lo que le molesta es el éxito del modelo de inmersión (lingüistica).

Toda actividad humana, para poder valorar con razonable objetividad su desempeño debe tener definido un objetivo y una cierta métrica. Así, por ejemplo, los deportes definen el tiempo de realización, o el número de goles, o el número de golpes para meter una pelotita en el hoyo, para medir el rendimiento de los deportistas en las diferentes especialidades. Así, la medida del éxito (o el fracaso) de cada deportista tendrá que ver con su rendimiento de acuerdo a la métrica establecida para el deporte que practica.

En lo que se refiere a la educación en España, en cualquier lugar de España, la métrica más conocida puede estar ligada al porcentaje de fracaso escolar, por ejemplo, y el Informe Pisa podría ser un reflejo del relativo éxito o fracaso de un cierto sistema educativo. Desgraciadamente, y de acuerdo a estos criterios, no parece que estemos para tirar cohetes, ni en Catalunya en concreto, ni en España en general.
Irene Rigau (de CiU), Consellera d'Ensenyament
(Enseñanza), que ha puesto en evidencia su poca
(y mala) educación.
(Fuente: ara)

Cuando la consellera habla de éxito del modelo de inmersión, pues, no sé muy bien cuál es la métrica que utiliza, o incluso cuál fue el objetivo definido. Como presupongo que la consellera no es una iletrada, su frase debe significar que el modelo ha conseguido alcanzar en buena medida el objetivo perseguido, que posiblemente no coincida demasiado con los que se evalúan en el Informe Pisa.

Me parece muy mal la espantada que la consellera le dio este martes al Ministro, levantándose de la reunión en Madrid incluso antes de haberse iniciado, y ausentándose a continuación. De todo se puede hablar y de todo se debe hablar. Me preocupa la total ausencia de sentido del humor en la vida política pública de este país, entendido en el sentido de la capacidad de auto-des-dramatizarse. Temas realmente intocables, de los que ni siquiera se pueda debatir, en la vida pública española debería haber muy poquitos (a bote pronto, sólo se me ocurre el principio de que la soberanía reside en el pueblo). Para todo el resto, hay colores para todas las opiniones.

En particular, me preocupan muy particularmente los que se envuelven en la Constitución (justamente hoy es su Día), como si fuera una roca inamovible. La soberanía de este pueblo la creó en 1978, y la soberanía de este pueblo (creo) que debería perfeccionarla tras tantos años de carrera. Los mismos que la creamos, debemos aspirar a mejorarla y adecuarla a nuevos tiempos.

La consellera se envolvió en el modelo de inmersión y en el agravio a Catalunya, e hizo el ridículo en Madrid.

Volviendo al tema del modelo educativo, si el objetivo del modelo de inmersión es instruir catalanistas, posiblemente sí sea un éxito. Si el objetivo es educar personas en Catalunya, habría que atenerse a las conclusiones de los correspondientes Informes Pisa, y el éxito no es, ni de lejos, la conclusión que se puede extraer.

Lo que ocurre es que nos toca asistir a un choque de trenes en la escena política pública española. De una parte un Gobierno neoliberal de derechas, indolente, insensible a todo menos a las penurias de sus amigos, convencido de que disponer de mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados significa que sus opiniones son las del 100% de los ciudadanos del país. Un Gobierno de España, en resumen, con la sensibilidad de un azulejo cerámico. Y, de otra parte, un Govern en Catalunya al que le priva lo identitario y que entra en trance al empuñar el tarro de las esencias para inmolar a los enemigos de Catalunya.

Estoy harto de tener que asistir como espectador impotente a esas ceremonias de la disensión y la falta absoluta de entendimiento, porque ninguna de las partes pone ningún esfuerzo y ningún interés en desdramatizarse a sí mismo e intentar comprender a la otra parte. Esas posiciones tan totalmente enfrentadas obligan a todos los ciudadanos a tomar partido (rojo o verde; blanco o negro).

Y eso puede traer muchas, muchas, sorpresas.

JMBA

viernes, 30 de noviembre de 2012

El Ridículo de (algunos) Políticos

El Molt Honorable President (en funciones) de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas, ha hecho lo que seguramente es lo peor que puede hacer un político. Artur Mas ha hecho el ridículo.
Arriba, Artur Mas en el cartel electoral. Abajo, Charlton
Heston como Moisés en Los Diez Mandamientos (1956)
(Fuente: periodistadigital)

Porque no se puede describir de otra forma lo que ha protagonizado en los últimos meses. A partir de la masiva manifestación en Barcelona el 11 de Septiembre, con motivo de la Diada, Artur Mas quiso asumir el liderazgo de esa movilización, e instaló a CiU en una deriva soberanista, si no directamente independentista, que nunca había formado parte del ideario central de esta formación política y de sus votantes naturales. Desde la Transición, CiU se había caracterizado siempre como una coalición con  responsabilidad política y sentido de Estado. Ha intentado invadir el espacio electoral de otros, y las urnas le han pasado dolorosa factura.

Da la sensación de que llegó a pensar que todos los votantes tradicionales de CiU se habían vuelto independentistas de repente, acompañándole en su propia mutación. Así, llegó a adoptar un cierto aire mesiánico (al estilo del mejor Moisés encarnado por Charlton Heston), de profeta elegido por su pueblo para conducirle a la Tierra Prometida.

Tras el fiasco de la reunión en Moncloa con Rajoy (la indolencia, cuando no la insensibilidad con que Rajoy intenta ventilar temas trascendentes, es otra conversación) decidió disolver el Parlament y convocar Elecciones Autonómicas en Catalunya para el domingo 25 de Noviembre, tras una legislatura que no llegó a los dos años, menos de la mitad de la duración esperada.

Su objetivo confesado y pregonado sin ningún pudor, como el que recita las Tablas de la Ley, era conseguir reforzar la posición de CiU (que estaba a seis escaños de la mayoría absoluta, y había podido - mal que bien - gobernar en minoría con la llamada geometría variable de apoyos puntuales) y alcanzar idealmente la mayoría absoluta, o lo que él mismo, de forma eufemística, denominaba una mayoría extraordinaria.

Sin embargo, los resultados de las elecciones fueron lo contrario de lo que pregonaba, y CiU ha visto reducida su presencia en el Parlament en 12 diputados, quedándose, pues, a 18 escaños de la mayoría absoluta necesaria para gobernar. Mucho se ha escrito ya sobre los posibles trasvases de votos entre las diversas formaciones, así como sobre la mayor participación que se recuerda de los tiempos modernos, y no insistiré en ello aquí.
Artur Mas y Oriol Junqueras (ERC) en el Palau de la
Generalitat de Barcelona.
(Fuente: elsingulardigital)

El efecto cierto es que, con estas elecciones precipitadas (que también tenían, como objetivo adicional, el de anular al máximo al PSC, sorprendido en su peor momento de confusión interna y de falta de liderazgo consolidado) ha comprometido severamente la gobernabilidad de Catalunya. Para presentarse a una sesión de investidura en el Parlament necesita imperiosamente el apoyo de por lo menos una de las tres fuerzas que disponen del entorno de los 20 diputados (ERC, PSC, PPC). Cualquier otra fórmula (por ejemplo, la abstención de dos de ellas) no le procuraría un gobierno suficientemente fuerte para poder abordar con garantías tanto el complicadísimo día a día (recortes recurrentes e impopulares para intentar hacer frente a la crisis) ni la labor titánica que se había autoimpuesto en el tema conocido como Derecho a Decidir (resumiendo, la celebración de una consulta popular sobre la independencia de Catalunya).

Pero qué solo está Moisés en la cumbre del monte. Tanto el PSC como el PPC acusan a Artur Mas de haber incumplido los pactos a los que llegaron con él al principio de la legislatura (en el caso de los socialistas, incluso se firmó, en su momento, un acuerdo que fue publicitado), y no quieren ni oír hablar de participar en un Govern presidido por Artur Mas. El PPC sólo lo haría si Mas renuncia por completo a su mesianismo identitario (traicionando así sus promesas electorales) y el PSC no visualiza ningún escenario de posible colaboración.

En estas condiciones, sólo queda la posibilidad de acuerdo con Esquerra Republicana de Catalunya. Pero Oriol Junqueras ya ha dejado claro que, si bien estarían dispuestos a apoyar a un gobierno de Mas en el Parlament, de ningún modo van a formar parte de él y a corresponsabilizarse de la acción de gobierno (que se adivina cruda por la crisis). Y exigen, además, que la consulta popular se realice en 2013 (no les resulta suficiente la promesa de realizarla durante los cuatro años de la legislatura). Conviene tener en cuenta que CiU representa una derecha burguesa neoliberal, mientras que ERC es un partido de izquierda que de ninguna forma quiere ser copartícipe de recortes sociales y ataques frontales al Estado del Bienestar. ERC no quiere quemarse en esa hoguera. Les une lo identitario, pero les separa todo lo demás.

Los populares y los socialistas podrían considerar la posibilidad de formar parte de un gobierno de CiU sólo si no estuviera presidido por Artur Mas. Lo que abre la posibilidad de la dimisión de Mas tras el ridículo cosechado. Una posibilidad que desde CiU se niega por activa y por pasiva, cada vez que sienten la proximidad de un micrófono. Claro que el único recambio que se adivina viable sería Oriol Pujol, el hijo del President Pujol, y eso sería salir del fuego y caer en las brasas, sería pasar de un profeta neoliberal con cara de señor, a un padrino de aspecto patibulario. De prosperar este escenario, incluso podría peligrar la propia coalición, ya que Unió Democràtica podría decidir buscar otros océanos que surcar.

La situación está tan complicada que incluso se está especulando con la posibilidad de que no hubiera más remedio que convocar nuevas elecciones, ante la imposibilidad de formar un gobierno sólido. Un escenario rechazado también desde CiU. Lo que se entiende, porque unas nuevas elecciones en los próximos meses produciría una polarización todavía más clara del electorado, que podría arruinar por completo el liderazgo que todavía conserva CiU.

En estos días complicados, quien más lástima me da es Duran i Lleida, a quien le toca defender lo indefendible, clarificar lo que es turbio y desmentir lo evidente. Duran siempre ha sido un caballero de la política, con amplio sentido de Estado y de actitud siempre responsable. Tener que dar la cara en estos momentos en la España no catalana no tiene que ser, para nada, plato de gusto. Porque inevitablemente se acaban dando mensajes ya no matizados, sino directamente diferentes si no incluso contradictorios, a los incondicionales en Catalunya y a la opinión pública en el resto de España.
Josep Antoni Duran i Lleida, líder de UDC, en una de
sus entrevistas en Los Desayunos de TVE.
(Fuente: minutodigital)

Le he oído ya a Duran i Lleida en varias entrevistas en radio y televisión, y me recuerda al mayordomo que debía seguir, con la chequera en la mano, al señorito pendenciero, para pagar y compensar por todo lo que, en su entusiasmo y frenesí, el señorito rompió por tabernas y lupanares. Y los mensajes contradictorios que intenta transmitir me recuerdan a la peor etapa de los años de plomo de Arzalluz en Euskadi, cuando se transmitían unos mensajes para el resto de España durante la semana, con Arzalluz de traje y corbata, y otros completamente diferentes para sus simpatizantes el fin de semana, por las campas del País Vasco, con Arzalluz jersey al cuello.

Lo que está absolutamente claro es que Artur Mas ha hecho lo peor que puede hacer un político: el ridículo. Se metió en una aventura con un objetivo, y ha obtenido estrictamente lo contrario. Su credibilidad y fuerza se han deteriorado muy seriamente, y su dimisión debería ser la consecuencia más natural de tamaño fiasco.

Cualquier otra cosa serán paños calientes.

JMBA

lunes, 26 de noviembre de 2012

(Una) Lectura de los Resultados de las Elecciones en Catalunya

Hoy lunes es el día después de unas elecciones que se plantearon, por parte del President Artur Mas, de una forma prácticamente tramposa. A pesar de tratarse de elecciones autonómicas (adelantadas, que han reducido la legislatura actual a menos de la mitad de su duración prevista), Mas las planteó de alguna forma como un plebiscito a su persona y a su idea del Derecho a Decidir.
Oriol Junquera, líder de ERC, junto a su equipo en las
celebraciones de la noche electoral.
(Fuente: televisa)

Es normal que el día después de unas elecciones tramposas, las diversas fuerzas políticas hayan venido realizando lecturas que, en muchos de los casos, también son tramposas. Está claro que el propio Mas y su formación Convergència i Unió, han sufrido un descalabro electoral. Manifiestamente, buscaban mejorar su posición de mayoría, o incluso obtener una mayoría absoluta o, como le gustaba decir a Artur Mas, una mayoría extraordinaria. Por el contrario, el resultado supone un fuerte retroceso, con pérdida de 12 de los 62 escaños de que disponía en el Parlament de Catalunya.

El descalabro de Mas y de CiU no hay que entenderlo como un rechazo del electorado catalán a la celebración de un referéndum, al derecho a decidir o incluso a la deriva soberanista. El votante no debía responder este domingo a ninguna de esas cuestiones. La debacle obedece al hecho de que los votantes de Catalunya han rechazado el hecho de que Artur Mas se instaure como el nuevo Moisés que conducirá a su pueblo a la Tierra Prometida. Han rechazado, en otras palabras, convertir a Artur Mas en el Caudillo de Catalunya.

Artur Mas debería reflexionar serenamente sobre si esta desautorización es suficiente para poner en entredicho su liderazgo de la formación política de CiU y de la propia Generalitat de Catalunya. Este lunes ya se han oído algunas voces reclamando su dimisión. Lanzó un órdago a la grande, que le ha fallado. Sus coaligados de Unió posiblemente le quieran hacer pagar la osadía.

Esquerra Republicana de Catalunya ha conseguido más que duplicar el número de sus diputados en el nuevo Parlament, que pasan de 10 a 21. Sin duda, muchos electores proclives a la idea del derecho a decidir, del referéndum y, eventualmente, de un cierto proceso por la independencia, han decidido dar su confianza a una fuerza política de la izquierda que siempre ha estado ahí, antes que reforzar la idea de caudillismo de Artur Mas, sumido en una deriva soberanista que le resulta un poco ajena, por lo menos en su grado, a una fuerza tradicionalmente moderada como CiU. Buena parte de su éxito se lo deben también, sin duda, a la radicalidad de que ha hecho gala el PP. Quizá tenga razón Rubalcaba cuando dice, medio en serio y medio en broma, que en la sede de ERC van a erigir una estatua a Aznar y otra a Rajoy. Porque cada vez que abren la boca para hablar de Catalunya, nace un nuevo independentista.
Albert Rivera, líder de Ciutadans.
(ACN; Fuente: cadenaser)

El PSC, por su parte y como era de esperar, ha sufrido un severo retroceso, como ya le sucedió en las Generales y en las autonómicas de Galicia y el País Vasco. Sin duda, por una parte siguen pagando los sinsentidos de la etapa Zapatero, pero también sus propias confusiones y contradicciones internas, que requieren de más tiempo para sanar. Este lunes, sus responsables (tanto Pere Navarro como el propio Rubalcaba a nivel nacional) se alegran tímidamente de que el retroceso no haya sido una debacle, como preveían la mayoría de encuestas y sondeos de opinión, anteriores a las votaciones. Se queda como tercera fuerza en el Parlament, con 20 escaños (8 menos que en la anterior convocatoria) y por detrás de ERC.

El Partido Popular, por su parte, ha conseguido una ligera mejora de un diputado, llegando a los 19 y será la cuarta fuerza política en el Parlament. Parece claro que algunos electores de la derecha social y tradicionales votantes de CiU, han decidido esta vez refugiarse en el puerto más seguro del PP, desconfiando de lo que ven como frivolidades soberanistas de CiU y del propio Artur Mas.

La Izquierda Unida de Catalunya (Iniciativa per Catalunya - els Verds) ha progresado significativamente, mejorando su posición en tres diputados, alcanzando los 13 en el nuevo Parlament. Lógicamente, la confusión reinante en el PSC, que además presentaba a un líder (Pere Navarro) poco conocido y que apenas ha tenido tiempo para hacerse un espacio, ha provocado el deslizamiento de algunos votantes de izquierda hacia otras alternativas. Un efecto parecido se pudo ver en las últimas Elecciones Generales de 2011.

La fortísima progresión de la opción de Ciutadans (desde los 3 hasta los 9 escaños; de los 106.154 votos hasta los 274.925) solamente se puede explicar por el hecho de que la abstención ha sido mucho menor que en anteriores convocatorias. Si comparamos con las Elecciones al Parlament de 2010, la abstención ha bajado en prácticamente 11 puntos, desde el 41 hasta el 30%. Es decir, muchos votantes que tradicionalmente prefieren quedarse en casa o darse un paseo en lugar de ir a las urnas, este domingo han decidido votar. Posiblemente indignados y/o hastiados con los políticos habituales, han preferido prestar su voto a una fuerza minoritaria, que todavía está virgen de poder, en la flor de su inocencia.

Y en el ala más radical del Parlament, los cuatro diputados que tenía SI (Solidaritat per la Independència, ese invento de Laporta y algunos otros) desaparecen del Parlament, y les sustituyen tres diputados de otro invento llamado la CUP, una fuerza subtitulada como alternativa de izquierdas. Seguramente, no se notará mucho la diferencia.

Estas son, a fin de cuentas, las cifras puras y duras. Un Parlament muy fragmentado, con los 50 diputados de CiU, y tres fuerzas prácticamente empatadas en el entorno de los 20 diputados (ERC, PSC, PPC), con presencia de otras tres fuerzas minoritarias (Iniciativa, Ciutadans y la CUP). En total, hasta siete formaciones políticas han conseguido representación en el nuevo Parlament de Catalunya.

Las manifestaciones públicas de algunos representantes del Partido Popular apuntan en la dirección de respirar con alivio, porque estos resultados significarían que se ha deshinchado la burbuja de las derivas soberanistas. Así se han manifestado tanto la vice S3 como la ínclita Dolores de Cospedal, que cada vez habla más lento, como si se le estuviera acabando la cuerda. Claro que tiene que resultar agotador dar cabida a sus múltiples salarios y a un marido (o compañero, no lo sé muy bien) que está a la cabeza de los saqueadores de la sanidad pública madrileña y también del resto del Estado.

Se equivocan por completo en su diagnóstico. En Catalunya hay un malestar cierto entre una buena parte de la población, porque el encaje territorial diseñado hace ya 35 años por los padres de la Constitución, cada vez tira más de la sisa y se empieza a romper por las costuras. Algunos lo convierten claramente en una demanda de independencia, mientras que muchos otros están pidiendo el derecho a decidir, creen imprescindible la celebración de un referéndum donde todo el pueblo catalán pueda manifestarse con claridad sobre este tema trascendental.

Algunos, por supuesto, han avanzado cuál sería el sentido de su voto en ese eventual referéndum, sea claramente a favor o nítidamente en contra. Pero eso no toca, todavía. De momento hay que atender a ese malestar y creo imprescindible que los dos gobiernos (el de la Generalitat y el de España) empiecen a trabajar con lealtad en la preparación de un referéndum a celebrar en 2014 ó 2015, en que todos los catalanes puedan expresar con claridad su posición respecto al encaje dentro de España.

En estas semanas previas a las Elecciones ha habido declaraciones públicas para todos los gustos. Mientras unos se esforzaban en demostrar que una Catalunya independiente sería inviable, otros enfatizaban que, abolido el tan cacareado déficit fiscal, esa situación sería el Paraíso para los catalanes. Todos hablan al humo de las velas, porque no existe ningún precedente en el que basarse, y las condiciones para una tal segregación debería ser, en su caso y en su momento, el objeto de una tediosa y prolongada negociación. De ninguna forma puedo creer ni pensar que una Catalunya independiente acabara siendo un estado fallido, como tampoco puedo creerme que fuera el Paraíso Terrenal. Pero el rosario de sacrificios y de sufrimientos de todos es, hoy por hoy, absolutamente imprevisible. Y eso lo sabe cualquiera que haya intentado quitar un naipe de un castillo de naipes sin que se note. Pero, insisto, este no es el momento de ese tipo de discusiones.

En un eventual referéndum, todos los catalanes deberían poder expresar con claridad lo que sienten respecto a este tema, partiendo de que, siempre, las incertidumbres ganarán por goleada a las certezas.

Los radicalismos de uno u otro signo, en temas tan sensibles, no contribuyen más que a la creación de nuevos radicales en el bando contrario, y a aumentar su tono y su acritud. Cuando muchos se envuelven en la rojigualda, sólo consiguen que muchos otros se envuelvan en la senyera. Y la crispación y la ruptura, definitivamente, no son la solución para problemas que son ciertamente reales.
Artur Mas entre senyeres, con cara de preocupación.
Parece no entender muy bien lo que ha pasado.
(Fuente: ara)

El Estado Autonómico diseñado hace treinta y cinco años ha prestado un gran servicio a España. Pero tras tanto tiempo, también ha manifestado sus peores vicios. No se trata de ceñirse ciegamente al contenido de la Constitución, sino de mantenerse, todos, en la lealtad mutua que supuso el consenso constitucional. No pasa nada si al final resulta necesario reformar la Constitución. Con eso no se rompería nada intocable, siempre que se mantenga el consenso y la lealtad.

El malestar es palpable en prácticamente todas las autonomías. La financiación es una asignatura pendiente, para la que no se ha encontrado (todavía) la solución mágica. Pero, claro, ese malestar sólo acaba manifestándose con crisis de tipo identitario en aquellas autonomías que constituyen nacionalidades o naciones históricas.

Es tiempo ya de que, sin pausa pero sin prisa, se empiece a trabajar en hacer avanzar este estado autonómico hacia su próxima estación. Sin apriorismos, pero también sin cerrazones. Buscando, con nobleza, mejorar todo aquello que sea mejorable, porque cuanto mejor engrasada esté esta maquinaria que da algunos síntomas de gripaje, más sencilla resultará la convivencia y más posible será la pervivencia de este Estado llamado España, llamado a formar parte del grupo selecto de la docena de naciones más poderosas del mundo.

Todos los políticos deben esforzarse en no realizar diagnósticos interesados de la situación, o de los resultados de estas elecciones del domingo en Catalunya. El pueblo es sabio, porque es la suma de las voluntades, los sentimientos y las ideas de todas las personas que lo componen. Y todos los políticos deben recordar todos los días que su única función está al servicio de ese pueblo, que a veces parecen menospreciar.

En resumen, varapalo a Moisés Mas, el pueblo catalán no quiere Caudillos, Salvadores ni Redentores, pero el malestar territorial (o identitario si se quiere) existe, y hay que ponerle remedio, que no coto.

Más bien pronto que tarde.

JMBA

jueves, 22 de noviembre de 2012

"Maletes Perdudes" de Jordi Puntí

Me ha gustado mucho esta novela, que he devorado en unas pocas sentadas. Su narrativa ágil toma al lector de la mano, y lo acompaña con cariño desde un concreto principio hasta un imprevisible final.
Portada de la edición original en
catalán (Empúries, 2010)

He leído la edición original en catalán (Empúries, 2010), pero se ha publicado también una edición traducida al castellano (por Ana Rita da Costa García) (Maletas Perdidas, Salamandra, 2010).

La historia se dedica a (re)construir, como si fuera un rompecabezas del que poco a poco vamos conociendo nuevas piezas, la vida de Gabriel. Alguien (¿su madre?) una mañana de 1941 abandonó un bebé a las puertas del Mercado del Borne en Barcelona. Quien luego recibió el nombre de Gabriel sobrevivió a esos primeros momentos de vida social gracias a la dueña del puesto de bacalao, que le amamantó en sus pechos.

Su infancia de huérfano discurrió primero por la Casa de Caridad, en el casco antiguo de Barcelona y luego en los Hogares Mundet, en lo que era entonces el extrarradio del Valle Hebrón. Ya de adulto, vivió muchos años en una habitación de pensión, la que tenía un halcón disecado.

Colocado en una empresa de mudanzas, en los años 60 recorrió Europa a bordo de un camión Pegaso, llevando muebles y enseres de una ciudad a otra, siempre en compañía de sus buenos amigos y compañeros (Serafín) Bundó (con quien había compartido infancia de orfanato) y el Petroli, algo mayor que ellos dos.

Los tres iniciaron una práctica que nunca abandonaron, la de quedarse siempre con una caja de cada mudanza, cuyo contenido (imprevisible) se repartían entre los tres, quedando reflejado con todo detalle en el cuaderno de Gabriel el botín de cada una de las 200 mudanzas internacionales que llegaron a hacer.

En los años del franquismo, esos viajes por Europa fueron aire fresco para los tres. El Petroli frecuentaba todas las casas regionales que encontraba por Francia o Alemania, buscando a la española emigrada nostálgica que le retirara del celibato. Bundó se enamoraba de las putas de los burdeles de carretera, muy especialmente de Carolina/Muriel, que fue su gran amor. Y Gabriel, como al desgaire, tuvo cuatro hijos de cuatro madres solteras diferentes, en Frankfurt, París, Londres y Barcelona. Los cuatro vivían con sus madres y, en sus viajes por Europa, Gabriel les hacía breves visitas. Y los cuatro se llaman igual, sólo con las variaciones idiomáticas de cada lugar: Christof, Christopher, Christophe y Cristòfol.

Un Suceso (que no desvelaré) le cambia la vida a Gabriel, y desaparece del radar. Sus hijos (y sus respectivas madres) ya no le vieron más.

La novela empieza cuando, más de veinte años después, Gabriel ha sido dado por oficialmente desaparecido. Este hecho provoca que los cuatro hermanos (que ni se conocían ni sabían siquiera de su existencia) se reúnan en Barcelona. La última vivienda conocida de Gabriel era un entresuelo de la calle Nápoles, que se convierte en el centro de reunión de sus cuatro hijos un fin de semana al mes.

Los cristobalitos se dedican a reconstruir la vida de su padre. Ponen en común sus recuerdos (en el fondo, todos recuerdan a Gabriel de forma parecida: como un padre esquivo pero cariñoso, que les visitaba de vez en cuando, hasta que dejó de hacerlo teniendo ellos cuatro o cinco años). Sus respectivas madres les han ido contando los retazos que cada una conocía de la vida de Gabriel.

Los cuatro van añadiendo sus propias piezas al puzzle que están construyendo. Muchos capítulos son contados en primera persona por uno de ellos, pero en otros, los cuatro son prácticamente un único personaje colectivo. Así, poco a poco, el lector va rellenando de vida y vivencias lo que sólo era un perfil vacío al principio del libro.
Portada de la edición traducida
al castellano (Salamandra, 2010)

Esos años de plomo del tardofranquismo, en que vivió su juventud,  relacionaron a Gabriel con algunos de los personajes icónicos de la época, como la jovencita de familia bien que viajaba a Londres para abortar, la estudiante soñadora que intimaba con los obreros en el París de Mayo del 68, o ese maletín con dinero en efectivo que había que hacer llegar a un banco en Suiza, por cuenta de algún amigo del jefe.

En su labor de reconstrucción, los cristobalitos llegan a conocer a la que pudiera haber sido la quinta madre, y también pueden mantener conversaciones, para evocar al Gabriel desconocido, con el Petroli (que se fue a vivir a Alemania) y con Carolina, la que fue el amor ardiente de Bundó.

El autor consigue que el lector se sienta testigo privilegiado de las pesquisas de los cuatro hijos, casi como si les acompañara en todas las fases de su búsqueda. Poco a poco, la imagen desvaída de Gabriel va tomando carnalidad, y la novela se encamina a un ritmo preciso hacia su desenlace que, por supuesto, no revelaré aquí.

Jordi Puntí es un autor catalán, nacido en Manlleu (Osona, Plana de Vic, provincia de Barcelona) en 1967. Ha publicado, antes de esta obra, otros tres libros: Pell d'armadillo (1998)(Piel de armadillo), Animals tristos (2002)(Animales tristes) y Set dies al vaixell de l'amor (2005)(Siete días en el barco del amor). Colabora también en la prensa escrita y en la radio.

El título de Maletes Perdudes (Maletas Perdidas) hace referencia a esas cajas que se distraían en cada mudanza, aunque también tienen algo que ver los equipajes que se extravían muy frecuentemente por los aeropuertos.

Maletes Perdudes es un excelente ejercicio de narrativa, donde la reconstrucción de la persona de Gabriel se realiza con precisión, pero también con mucho mimo. Quien se haya dedicado alguna vez a construir un puzzle, sabe que conviene colocar primero las piezas del borde (creando un perfil vacío) e irlo rellenando luego con las piezas interiores, dándole carne. Esta misma aproximación es la que utiliza, con éxito, el autor, en su acompañamiento cariñoso de la investigación de los cuatro cristobalitos.

Una búsqueda a la que el lector se siente invitado con gusto.

JMBA