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viernes, 29 de abril de 2011

"Donde Nadie te Encuentre" de Alicia Giménez Bartlett

Alicia Giménez Bartlett (nacida en Almansa, 1951, pero residente en Barcelona desde 1975) nos ha deleitado en los últimos años (desde 1996) con la serie de novelas policíacas que tienen por protagonista a la inspectora Petra Delicado y a su leal escudero el subinspector Fermín Garzón. Alguna adaptación televisiva se ha realizado, protagonizada por Ana Belén en el papel de la inspectora. La última (y excelente) novela de la serie publicada hasta el momento es El Silencio de los Claustros (Destino, 2009; 18€).

Pero este año Alicia es noticia porque ganó el Premio Nadal 2011 con una novela de registro completamente diferente, Donde Nadie te Encuentre (Destino, 2011; 20€). Se trata de la historia de una búsqueda, que culmina en varios encuentros.

Carlos Infante, cínico periodista por encargo y solitario, recibe una carta con una petición singular de Lucien Nourissier, psiquiatra en La Sorbona, felizmente casado y con dos niñas, con su casa en París. Su intención es conseguir un encuentro personal con el maquis más buscado por la Guardia Civil, apodado La Pastora. Estamos en la España todavía negra de la posguerra (1956), donde algunas luces al final del túnel parecen avanzar los primeros cambios sociales y económicos. Pero donde la gente sigue viviendo con el temor a un Régimen represor, y callar tiene siempre una mejor recompensa  que hablar.

Tenéis un artículo completo dedicado al maquis en la Wikipedia, que voy a intentar resumir aquí en lo que resulta relevante.

El origen del maquis habría que buscarlo en la creación en 1937, en la zona republicana, en plena Guerra Civil, del llamado XIV Cuerpo de Ejército Guerrillero, a instancias de Juan Negrín, a la sazón jefe del gobierno y ministro de defensa. Las fuerzas agrupadas estaban formadas básicamente por los combatientes republicanos que se fueron echando al monte ante el avance de los ejércitos franquistas. Con el final de la Guerra Civil, los que pudieron huyeron a Francia, donde participaron en la Resistencia contra la invasión alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Con fuerte impregnación política, especialmente del Partido Comunista, en 1944, con Alemania ya cerca de ser derrotada, volvieron sus ojos a España, contando con que la erradicación del fascismo en Europa pudiera acabar incluyendo a España en el lote.

Paralelamente, en 1942 se había fundado (en los montes cercanos a Ponferrada) la llamada Federación de Guerrillas de León-Galicia, que fue la imagen que se utilizó para replicar más tarde ese tipo de agrupación en otras partes (habitualmente montañosas, rurales y remotas) de España.
Alicia Giménez Bartlett
(Fuente: literaturauca)

El golpe más sonado del maquis se produjo el 19 de Octubre de 1944, cuando varios miles de guerrilleros invadieron desde Francia el Valle de Arán (y algunos otros valles pirenaicos), confiando en conseguir un levantamiento popular que acabara derrocando al Régimen de Franco. En sólo 9 días el intento fue sofocado sin conseguir ninguno de sus objetivos, y los guerrilleros tuvieron que replegarse de nuevo a Francia.

Aprovechando los efectivos huidos que se habían echado al monte en diversas partes del país, el Partido Comunista (desde el exilio en Francia) promocionó la formación de diversas Agrupaciones Guerrilleras (a imagen de la de León-Galicia), de las que una de las más activas fue la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA), a la que pertenecía La Pastora. Su principal área de actuación era la zona del Maestrazgo en Castellón, con extensión a zonas de Teruel y Cuenca.

Dado que su actividad se desarrollaba principalmente en zonas muy poco pobladas, y que el Régimen se encargó de hacerles un efectivo vacío informativo, la trascendencia de los maquis en la opinión pública española de la época fue extremadamente limitada. En 1948, con el inicio de la Guerra Fría, las consignas combativas emanadas de Moscú cambiaron, y el movimiento tendió a desactivarse, hasta que se produjo el repliegue masivo hacia Francia en 1952.

Con la evacuación, algunas partidas se fragmentaron por diversos motivos. En particular, algunos guerrilleros pensaron que nada se les había perdido en Francia (especialmente entre los que eran simples huidos del Régimen y que nunca habían colaborado con la Resistencia francesa contra la invasión alemana, y ni siquiera habían estado en Francia; para ellos, el repliegue hacia Francia hubiera sido un viaje de ida, y no de vuelta), y siguieron su actividad fragmentada de bandolerismo en diversas zonas de España. Prácticamente limitada a algunos hechos delictivos para su propia supervivencia (asaltos a casas rurales aisladas, en busca de alimento, ropa, algo de dinero o cobijo en algunas ocasiones).
Teresa (Florencio) Plà Meseguer aka La Pastora aka Durruti
(Vallibona, Castellón, 1917 - Valencia 2004)
(Fuente: ooche813)

La Pastora formó parte de una de esas partidas fragmentadas, activa por las tierras del Ebro y del Maestrazgo. Una mujer que nació en cuerpo de hombre, y que se desarrolló como tal en el maquis. Pastora de ovejas en toda su juventud, enlace del maquis luego, e integrada en su organización cuando la vida legal ya no le ofrecía ninguna esperanza. Y que se quedó, con algunos compañeros, tras el repliegue de la mayoría a Francia.

Y he aquí, en 1956, que el periodista español y el psiquiatra francés inician su road movie particular de tres meses por esas tierras, en busca del rastro y la presencia de este guerrillero o bandolero apodado La Pastora. Esquivando  (o intentándolo, al menos) la curiosidad de las gentes y el acoso de la Guardia Civil. En un viaje de aliados, de colegas, de amigos, que se convierte en la búsqueda del huidizo La Pastora por una parte, y en el descubrimiento de sus propias personalidades contrapuestas. Una búsqueda que les obliga a reflexionar en lo muy vacías (aunque completamente diferentes) que han sido sus vidas hasta ese momento.

La novela intercala los capítulos que describen los avances del dúo, por Tortosa, La Sènia, Morella y otras localidades y pueblos de la zona, con la historia de su vida contada por La Pastora. Nada es lo que parece, todos sufren la lucha interior entre la lealtad y la supervivencia, y los que parecen amigos del dúo lo son solamente por algún tipo de interés.

Alicia Giménez Bartlett desarrolla el tema con buen pulso, mucha agilidad y ritmo endiablado, que hace que el libro lo acabemos leyendo en un par de sentadas, porque nos cuesta abandonarlo, siempre queremos saber qué más sucede después. El estilo es muy entretenido, y asistimos a las crisis existenciales de la pareja, bañadas con bastante alcohol. Recorremos las pensiones, los bares y las masías de todas esas tierras, siempre persiguiendo lo inasible.
Maquis del AGLA, en el campamento de La Sènia
(Fuente: Paisajes de la Guerrilla)

No desvelaré nada más. Sólo que el libro resulta apasionante, y el Premio Nadal es absolutamente merecido. Novela muy recomendable, sin ninguna duda. Estamos acostumbrados a los libros sobre la posguerra que hablan de los vencedores, o de los vencidos, que relatan el hambre en las ciudades y la pérdida de dignidad que ello supone. Pero Donde Nadie te Encuentre se centra en los que se echaron al monte sin resignarse a ser perdedores, y en los habitantes de esas zonas rurales, que ni ganaron ni perdieron la Guerra Civil, pero que la guerra les pasó por encima y les robó la moral y la ética. De esos pequeños pueblos en los que quedan muchas rencillas sin resolver, y muchas vergüenzas escondidas. Donde abundan las falsas lealtades y los silencios. Donde el forastero es un enemigo del que protegerse, mientras no demuestre lo contrario.

De alguna forma, el libro ilustra un escenario que nos anticipa lo que podremos vivir después de que ETA se disuelva para siempre (confiemos que eso no tarde en suceder). La Pastora ilustra al individuo que no conoce otra salida para su vida que seguir siendo bandolero, incluso después de que los que dirigían su actividad se hayan replegado a Francia. Porque la vida legal no le ofrece otra cosa que persecución, prisión o muerte, y nada le une ya a ella. Y le teme al exilio, porque es frío, desconocido y lejano.

Enhorabuena a Alicia Giménez Bartlett por habernos ofrecido esta fantástica novela, y por el merecido Premio Nadal 2011.

JMBA

jueves, 28 de abril de 2011

RMA 0 - FCB 2. Un análisis

Me encantan las novelas de trama conspirativa. Donde hay templarios redivivos, oscuras corporaciones que manejan los hilos del mundo, y héroes anónimos que se enfrentan a ellos y acaban venciéndoles.
Pepe fue expulsado por el árbitro con roja directa
(Fuente: Marca)

Pero no creo en las conspiraciones. Cuando alguien alega que existe una conspiración contra él o contra su empresa, habitualmente es que no ha hecho bien los deberes. Que ha estado necio, perezoso o negligente en su tarea.

No trago a los/las que hacen del llanto un activo para la negociación. El que llora porque el mundo está contra mí,  habitualmente sabe que ha cometido errores y los quiere enmascarar. Sabe que ha estado equivocado en sus planteamientos y en sus acciones, que estuvo necio en sus decisiones, zafio en sus recomendaciones, e indolente para reaccionar ante los hechos.

Y, desde luego, ayer por la noche, tras finalizar el partido de ida de las Semifinales de la Champions en el Santiago Bernabeu, Mourinho dio las peores muestras de todo eso. De hecho, la UEFA está esperando un informe del árbitro para, posiblemente, abrirle un expediente sancionador de envergadura por sus palabras y su actitud.

En la sala de prensa, manifestó su impotencia a base de lloros y oscuras conspiraciones. Que el Real Madrid ya está eliminado de la Champions, porque si allí marcamos un gol, ya nos matarán. Acusó a Guardiola de haber ganado una Champions que a mí me daría vergüenza ganar así, invocando de nuevo el escándalo de Stanford Bridge (el estadio del Chelsea). Como mi memoria futbolística es de recorrido extraordinariamente corta (por eso escribo mis impresiones a vuelapluma, antes de que olvide hasta el resultado), no entro ni salgo de ese que parece espinoso tema.

Pero añadió que si Guardiola gana otra Champions este año, será por el escándalo del Bernabeu. Eso sí, repitió varias veces que Guardiola es un fantástico entrenador de fútbol, y que el Barcelona es un gran equipo. Pero dijo, más que insinuó, que el Barcelona gana gracias a una oscura conspiración de la UEFA o el villarato, que incluso premiaría al Barcelona por su publicidad gratuita de Unicef (lo cual constituye un golpe especialmente bajo).
Mourinho también fue expulsado, por sus reiteradas protestas
(Fuente: Marca)

No creo que valga la pena insistir mucho más en el contenido de la rueda de prensa de ayer que dio Mourinho. Era un hombre muy herido y afectado por su sentimiento de impotencia. Y sus palabras le podrían costar una sanción ejemplar de la UEFA.

Yo me quedo con las palabras de Valdano: Sólo el árbitro fue más determinante que Messi.

Un lance del juego provocó (más o menos en el minuto 60) que el árbitro mostrara la tarjeta roja a Pepe. El origen fue una falta a Alves donde Pepe fue con los tacos por delante directamente a la tibia del contrario. Hay algún vídeo (a cámara lenta, que mostró el programa Punto Pelota) que demuestra que Pepe no llegó a tocar a Alves. Lo cierto es que en directo (y sin moviola), que es como al árbitro se le obliga a tomar decisiones, la acción pareció exageradamente agresiva y violenta. La pierna de Pepe, con los tacos por delante, se olvidan del balón y buscan directamente la tibia de Alves. Este fue listo, y hurtó su pierna al impacto. Afortunadamente, porque podría haber acabado con la pierna rota.

El árbitro, escuchando la opinión de su auxiliar, bajo la presión de los jugadores del Barcelona y teniendo en cuenta (supongo) que la reiteración de Pepe en las faltas al límite ya se había mostrado durante el partido hasta ese momento, tomó la decisión de expulsarle del campo.

Podría haber mostrado sólo tarjeta amarilla, y hoy muchos considerarían injusta esa decisión, pidiendo la expulsión.
Messi desplegó sus mejores habilidades
(Fuente: Marca)

Si se quieren evitar los escándalos que a menudo provocan las decisiones arbitrales, la tecnología aporta soluciones para que esas decisiones pudieran ser más informadas. Pero cada vez que se ha planteado la introducción de este tipo de ayudas, todos los estamentos del fútbol han sido siempre contrarios, no entiendo muy bien por qué motivos. Sospecho que porque parte del espectáculo es también eso.

Tras la expulsión, el Real Madrid se desarboló bastante, el Barcelona siguió con la táctica que había seguido hasta entonces, controlando la posesión del balón y atisbando las posibilidades de pase con ventaja. Messi apareció como el gran jugador que es y marcó un primer gol (nada fácil, por cierto), de volea tras un centro excelente de Affelay al primer palo.

Y unos minutos después nos deleitó a todos con una de sus jugadas magistrales, donde regateó, dribló y burló hasta a cinco defensores del Real Madrid, y marcó el segundo gol, batiendo también a Casillas.

¿ Pero qué había pasado hasta el minuto 60 ?.

Tras ver el pasado sábado a un Real Madrid fresco y poderoso goleando al Valencia en Mestalla, publiqué hace unos días un artículo que titulé Reflexiones de un culé preocupado. Porque me parece que el Barcelona ha llegado a este final de temporada un poco justito de fuerzas y de banquillo, mientras que el Real Madrid hizo el sábado una demostración de poderío.

Sin embargo, ayer, nada de todo eso se puso sobre el campo. El Barcelona salió a jugar su juego, a controlar y distribuir el balón, buscando su oportunidad. El Madrid, respetuoso como siempre se debe frente a un contrario de esta calidad, salió, no entiendo por qué, con el 0-0 en la cabeza. Se dedicó a intentar robar el balón al contrario, que lo mimaba y acariciaba como ya viene siendo habitual. Pero cuando lo conseguía (a base de frecuentes brusquedades y algunas acciones próximas a la violencia), no sabía muy bien qué hacer con él. Lo rifaba y lo perdía muy rapidito.

Hubo algunas oportunidades por ambas partes, pero ningún gol hasta ese minuto 60. Si no hubiera habido la expulsión (pero sí una tarjeta amarilla; menos que eso no se entendería), ¿qué hubiera pasado en la media hora restante?. Nadie lo sabe. Pero podemos intuir que lo más probable es que el partido terminara 0-0; o bien que uno de los dos aprovechara algún acierto propio, o un descuido del contrario, y marcara gol. Hubiera forzado al contrario a ser más ambicioso, quizá a dejar más espacios, y quizá hubiera llegado un segundo gol. Pero todo eso no son más que especulaciones.
Mourinho contempla preocupado la marcha del partido
(Fuente: Marca)

Cuando se salta al campo aceptando una posesión del balón en desproporción 70-30 a favor del contrario, y con el objetivo de arrebatarles el balón para algún contraataque rápido, se pone uno al límite del juego brusco, viril (¿por qué le llamarán así?) o incluso violento. Se especula con que no te sancionen demasiado las faltas de tus jugadores, en la pugna por robar el balón. Se corre un riesgo elevado de cargarse de tarjetas amarillas, o incluso de una expulsión. Que es lo que sucedió.

Si vemos a un conductor con dos copitas de más, soñoliento y conduciendo a 200 por hora, todos estaremos de acuerdo en que está corriendo un riesgo elevado de estrellarse. Si le detuviera la policía, todos entenderíamos que recibiera una fuerte sanción. Si al final se produce un accidente, este es cualquier cosa menos accidental. Eso le pasó ayer a Mourinho y al Real Madrid. Jugaron con fuego, confiando en no quemarse los dedos.

Desde luego, contra 10, el Barça desarrolló un juego aterciopelado, de exquisito control del balón, y Messi brilló con su máximo esplendor. Consiguió salir del Bernabeu ganando por 2-0, con dos goles de exhibición, y enfrentarse al partido de vuelta con franca superioridad. Prácticamente oliendo la final de Wembley.

Ese piloto suicida, si sobreviviera al accidente, seguramente diría si yo estaba bien. Pero cualquier otro pensaría que se ha encontrado lo que buscaba.

Francamente no entiendo por qué un equipo que manifestó un poderío tan avasallador el sábado anterior en Mestalla, se enfrenta al Barcelona en el Santiago Bernabeu con un planteamiento timorato, rácano, a menudo zafio, ciertamente brusco, y con el 0-0 en la cabeza. Arriesgándose a que le pasara lo que finalmente le pasó.

Y no quisiera pensar que la (dudosa) decisión arbitral haya sido simplemente una excusa que le ha servido a Mourinho para desplegar su llorera y autocompasión, y las teorías conspirativas más atrevidas. Y que le haya permitido esconder o llevar a segundo plano lo que, en mi opinión, fue un error grave de planteamiento del partido.

A quien no hace los deberes, las cañas se le tornan lanzas.

JMBA

martes, 26 de abril de 2011

Reflexiones de un culé preocupado

Estos últimos días he tenido bastantes intercambios epistolares (comentarios y contracomentarios) con diversos amigos (madridistas y culés) por Facebook y el correo electrónico. No soy un culé fanático, ni soy socio, pero sí partidario o simpatizante.
Josep Guardiola, entrenador del FC Barcelona
(Fuente: fcbarcelona.cat)

Lógicamente, en este momento, tras vencer la Final de Copa, los madridistas sacan pecho, y los culés andan (andamos) más modositos. Pero los madridistas afean (y con razón) la conducta de Messi en el Bernabeu, cuando le pegó un pelotazo al público en una acción imperdonable en un profesional. Pero, al mismo tiempo, se quejan amargamente de lo que entienden como un sesgo proculé de toda la prensa generalista, que no ha condenado el hecho ni, prácticamente, ha hablado casi de él.

Me he cansado de la polémica, y he decidido dedicar un artículo a mi visión actual de todas estas situaciones. Y no entrar más al trapo de los comentarios, las réplicas, las contrarréplicas y los por alusiones, que prometen no tener final.

En las páginas de Facebook del FC Barcelona y la (presunta) de Leo Messi (que tiene más de 10 millones de seguidores, pero que todos dudan de que Leo ni siquiera conozca su existencia), dejé sendos comentarios afeando la acción de Messi, y recomendando que emitiera una disculpa pública, ya que no había sido castigado por el árbitro con una tarjeta amarilla. Sé que (ob)tuve varios Me Gusta, pero no he visto ninguna reacción por su parte. Y un hecho nimio, en principio, se va magnificando con el paso de los días, y los nuevos retos inmediatos a los que deberán enfrentarse ambos equipos en los próximos días. En estas condiciones, es de esperar que este miércoles, en el primer partido de las Semifinales de la Champions en el Bernabeu, cada vez que Messi toque el balón (esperemos que lo haga con frecuencia y acierto), habrá pitidos y abucheos generalizados.
José Mourinho, entrenador del Real Madrid
(Fuente: realmadrid.com)

Supongo que todo el mundo entiende, y lo espera así, que el Sport sea descaradamente proculé, mientras que el Marca sea madridista hasta la médula. Está en sus genes, y es lo que esperan sus lectores. A estos actores hay que disculparles, pues, que siempre sean parciales en sus interpretaciones de los hechos.

Pero es cierto que los medios generalistas (prensa, radio, TV), de quienes se espera imparcialidad, se están comportando en estos últimos tiempos con franca preferencia por el Barcelona de Guardiola y Messi, y contra el Real Madrid de Mourinho y Cristiano Ronaldo. Con astracanadas y salidas de tono impresentables de algunos (presuntos) periodistas deportivos.

Bueno, hay que reconocer que Guardiola se ha esforzado especialmente en cultivar una imagen de máxima gentileza y educación, acompañada de (por lo menos aparente), modestia y humildad. Creo que, en general, ha tratado a los periodistas (en las ruedas de prensa, especialmente), con amabilidad y deferencia. Sea real o fingida, es la sensación que le queda al espectador.

Por otra parte, Mourinho se ha esforzado en cultivar una imagen pública (estoy seguro de que en la intimidad su personalidad no tiene nada que ver; hay datos que abonan esta teoría) arisca y faltona. Ha protagonizado plantes a los periodistas: fue famosa la rueda de prensa donde lideraba su segundo (Aitor Karanka) y, estando él presente, se negó a contestar ninguna pregunta. La mayoría de periodistas se ausentaron de la sala de modo inmediato. En la siguiente rueda de prensa, en venganza, Mourinho se negó a contestar a los periodistas "si no eran los dueños de su medio", en justa compensación.

Parece natural que cualquiera tenga tendencia a besar la mano que le acaricia, y a morder la mano que le azota. Por lo tanto, el Real Madrid y el madridismo no tienen más remedio que aceptar que la Prensa, tan diferentemente tratada, manifieste (clara o encubiertamente) una preferencia por el Barcelona en estos tiempos. Entiendo que esto es sabido (a Mourinho le precede una larga leyenda) y que, por tanto, el efecto está estudiado y descontado de antemano.

Por otra parte, la principal figura internacional del Barcelona, Messi, ha cultivado una imagen de niño bueno, solidario, humilde y demás. Y digo bien, una imagen, porque nadie sabe de verdad lo que se dirá frente al espejo con los pelillos revueltos de recién dormido. Esta imagen está consiguiendo que, en general, los periodistas y comentaristas tengan una tendencia natural a ser condescendientes con él y a ser benévolos con sus pecados veniales. Por no hablar de Xavi o Iniesta, a los que cualquier madre desearía como yernos. 

En cambio, la imagen de la principal estrella internacional del Real Madrid, Cristiano Ronaldo, es completamente opuesta. Su presencia pública tiene más de chulito de barrio, de castiganenas de suburbio, que, por supuesto, de niño bueno. Su presencia en el campo siempre sugiere tensión y acritud, ha tenido muchas manifestaciones gestuales incluso contra sus propios compañeros, cuando le ha parecido que no le facilitaban el juego requerido. Esta actitud, por supuesto, no facilita ganarse la benevolencia de los neutrales, tibios o contrarios, sino que da alas a la crítica. Para los partidarios, desde luego, cualquier cosa es dispensable, excusable y hasta loable.

Esta es la realidad que tenemos ahora mismo, fruto de muchos meses de juego y de presencias públicas.

Por otra parte, desde el punto de vista del fútbol desarrollado en el campo (no en los vestuarios, ni en las salas de prensa, ni ante la alcachofa de los periodistas) el Barcelona ha enamorado y seducido a aficionados de todo el mundo. Ha desplegado un estilo de juego basado en el control aterciopelado del balón, y la búsqueda permanente de la ventaja en el juego, con pases en profundidad y desmarques sin balón.

El Real Madrid, por el contrario, en estos últimos tiempos ha practicado un juego un poco más zafio y físico. Basando su ventaja en la velocidad del contraataque y en la extrema calidad de su artillería en la delantera.
Cristiano Ronaldo
(Fuente: realmadrid.com)

Pero, lo cierto, es que el Real Madrid sería campeón destacado de esta Liga, si no existiera el Barcelona. Desde el punto de vista de los resultados, ha realizado una campaña excelente, ganando muchos partidos con claridad y autoridad, y goleando a menudo. Pero parece claro que no basta con ser muy bueno, sino que hay que ser el mejor. Si no sucede una catástrofe, la Liga de este año ya la ha ganado el Barcelona, y no hay mucho más que discutir por este lado.

En la Final de Copa, el Real Madrid fue justo ganador. Fue un partido de poder a poder, que tuvo que resolverse en la prórroga con un gol excelente de Cristiano Ronaldo. Intentar enturbiar este hecho (por ejemplo, con el gol no válido por fuera de juego de Pedro) son ganas de retorcer la realidad.

Pero en la próxima semana nos enfrentamos a los partidos de ida y vuelta de las Semifinales de la Champions. La Champions es una competición por la que el Real Madrid y el madridismo en general tienen especial predilección y amor. Buscan la Décima con denuedo.

En las últimas semanas hemos podido ver varios partidos de los dos equipos, incluyendo los dos que les han enfrentado directamente (vuelta de Liga y Final de Copa). La conclusión me parece muy evidente: el Barcelona ha llegado a este final de temporada muy mermado de fuerzas, afectado por las lesiones, y está demostrando que el banquillo ya no da mucho más de sí. Por el contrario, el Real Madrid está pletórico de fuerza, y la demostración que hizo el sábado en Valencia, con (casi) su segundo equipo, fue para quitarse el sombrero. Conseguir un 3-6 en Mestalla no está al alcance de casi nadie.

En estas condiciones se van a enfrentar este miércoles en el Bernabeu y el siguiente martes en el Camp Nou, por una plaza en la final de Wembley. Visto lo que hemos visto últimamente, honestamente pienso que el Real Madrid tiene ahora mismo más posibilidades que el Barcelona de llegar a la final de la Champions. Por fuerza, por garra, por coraje y por calidad. El Barcelona está justito de fuelle, y veremos si consigue darle la vuelta a la situación con el arte con que nos ha deleitado a los seguidores durante estas últimas temporadas.

Esa será la única batalla real, en el campo, con el balón y en dos períodos de noventa minutos en Madrid y Barcelona (si no hiciera falta prórroga para el segundo partido). Pero hay otra batalla por detrás, que es la mediática. Que afecta, por lo que se ha visto últimamente, al criterio de algunos árbitros al juzgar las acciones de unos y otros. Como si entendieran que unos son inocentes mientras no se demuestre lo contrario, y los otros son culpables mientras no demuestren lo contrario.
Leo Messi
(Fuente: fcbarcelona.cat)

Me parece claro que en el criterio de los árbitros al juzgar los hechos durante un partido, son definitivas las circunstancias inmediatas del hecho, así como la actitud de reiteración o reincidencia. Como teoría, las tarjetas amarillas de amonestación deben mostrase ante hechos graves (los gravísimos deberían conllevar tarjeta roja) así como por la acumulación de hechos leves. Cualquier asomo de agresión, así como toda desconsideración al contrario o al público, deben ser castigados sin matices, vengan de donde vengan.

El juego que ha desarrollado el Barcelona, basado en el control y posesión del balón, en los desmarques sin balón y en la rápida identificación de líneas de pase ventajosas, sólo puede contrarrestarse a base de arrebatarles el balón. Esto se puede hacer con finura, o rozando la brusquedad. Lógicamente, el juego del contrario orientado a arrebatarles el balón puede conducir a un número más elevado de faltas, y por lo tanto, a más posibilidades de tarjetas amarillas, aunque sólo sea por reiteración. Que alguien como Pepe, que se vacía en cada partido, pero que cae con cierta frecuencia en la brusquedad, acabe con una o dos tarjetas amarillas un partido no debería sorprender a nadie en exceso. Es el riesgo que debe aceptarse por jugar de esa forma.

En fin, para estas Semifinales confiemos que los arbitrajes sean neutros, que no favorezcan a ninguno de los dos equipos. Los árbitros lo tienen todo de su parte, ya que se tratará de árbitros internacionales no españoles, y por lo tanto, podrán aislarse de las influencias externas en la consideración de una u otra forma de cada equipo. Juzgar estrictamente lo que suceda en el campo, sin más background cultural.

Este culé preocupado, que soy yo, se da cuenta de que las probabilidades en el campo de juego están ahora mismo a favor del Real Madrid.

Y para los madridistas acérrimos (como mis amigos Ansgar y Felipe, con quienes he intercambiado algunos comentarios algo subiditos de tono en el Facebook) simplemente decirles que la imparcialidad absoluta no existe, y que no se puede pretender que si cada vez que te tocan, pinchas, te besen con frecuencia.

Deberían tomar nota del comentario de Miguel Ángel Rodríguez. El antiguo asesor de Aznar ha sido condenado hace unos días a pagar una multa de 10.000 euros al Doctor Montes, por haberle llamado nazi repetidas veces en diversos programas de televisión. Según él mismo afirma en su blog, la condena debería haber sido la de pagar un tercio de la multa (10€ al día durante 11 meses), pero que el juez decidió que el acusado "manifestaba tener posibles" y que por tanto le triplicó la multa. Su conclusión es que al juzgado no debería acudirse con traje, camisa limpia y corbata, sino con tejanos raídos y camisa de leñador.

Bueno, no niego que Mourinho sea un excelente entrenador (que lo ha demostrado y lo está haciendo también en el Real Madrid), pero el personaje público que se esfuerza en representar no resulta agradable para nadie no entregado. Que genere cierta aversión en los neutrales es inevitable. El marketing también tiene sus normas, y el buen paño en el arca NO se vende; hay que salir a publicitarlo y a venderlo. Tratar a la Prensa y al público en general con deferencia y amabilidad es una servidumbre que devuelve con creces lo invertido.

Sólo terminar deseando que podamos ver dos grandes partidos estos próximos días, posiblemente entre los dos mejores equipos del mundo en este momento. Desearles suerte a todos, que gane el mejor, y que no tengamos que recordar ni siquiera el nombre del árbitro.

JMBA

lunes, 25 de abril de 2011

Volar no mola (y 5) - El Vuelo y la Llegada

Tras superar todos los obstáculos previos (reflejados en los cuatro artículos previos de esta serie), a estas alturas ya estaremos cómodamente (¡¡??) sentados en el asiento del avión. Claro, si nos caben las piernas en el angosto espacio entre asientos que la codicia de las compañías aéreas no para de reducir. Soy de estatura media (tirando a bajito) y, sin embargo, en la mayoría de asientos de clase turista, llevo las rodillas empotradas en el asiento delantero. Y eso sin contar con que mis poderosas caderas más que sentarse se empotran en el asiento y que, antes de abrocharme el cinturón, debo buscar su máxima longitud para conseguir no cortar la circulación de la sangre de mi barriga.
Listos para despegar, horas después de haber
iniciado el viaje
(Fuente: viajesyturistas.com)

Pero bueno, estamos sentados y, por primera vez desde que salimos de casa o del hotel, no tenemos nada que hacer hasta que el avión llegue a su destino. En la espera para el embarque, corríamos el riesgo de dormirnos y perder el vuelo. Pero ahora no nos dejarán dentro del avión al llegar a destino, aunque estemos profundamente dormidos. Por tanto, relax. En mi caso, el avión es definitivamente narcótico, y puedo pasarme la mayor parte del vuelo dormidito como un bebé.

El vuelo es lo que veníamos a hacer, y encierra todas las ventajas del medio (fuera del vuelo, el resto son inconvenientes y servidumbres). Porque en poquito tiempo nos hará salvar distancias importantes. Acostumbraba a ser una parte molesta del viaje, por el miedo muchas veces, o porque se movía mucho el avión. Pero, aunque quede gente con pánico a volar, la mayoría hemos aprendido que los aviones vuelan (aunque no sepamos explicar muy bien por qué) y que, cuando se mueven o vibran es porque se defienden. Además, si las cosas fueran mal, tampoco podríamos hacer nada para evitarlo. Por todo ello, relajémonos en el asiento y dejemos pasar el tiempo.

Claro que los tiempos de vuelo, en lugar de reducirse, parece que tienden a aumentar. Las congestiones aéreas de los principales aeropuertos y de ciertas rutas aéreas, provoca que a menudo el vuelo dure más de lo imprescindible, porque hay que ponerse en la cola para despegar o aterrizar. Además, muchos aeropuertos son ya tan grandes que la fase llamada de taxi (el tiempo que el avión se mueve por tierra hasta que está listo para despegar; o el tiempo que precisa desde que aterriza hasta que llega al lugar en que se ya se puede desembarcar) puede llegar a ser de diez o más minutos.

Hace años, el vuelo Madrid-Barcelona, por ejemplo, constaba en los horarios de las compañías con duración de 50 minutos. Con todos los impedimentos habituales (las colas, las congestiones, los recorridos interminables...), hoy ya lo planifican para una hora y diez o quince minutos (para no pillarse los dedos).

Si no nos da miedo volar, el tiempo de vuelo es el más placentero de todo el viaje. Si no tenemos la mala suerte, claro, de estar rodeados en la proximidad de niños maleducados (de los que no paran de hablar a gritos y de pegar patadas al asiento de delante - que, casualmente, es el nuestro -). O si no tenemos al lado al viajero que requiere acceder cinco veces en una hora al equipaje guardado arriba (y requiere que nos levantemos para dejarle pasar).

Pero incluso, a veces, podemos conocer a alguien interesante en el asiento de al lado, suponiendo que no hayamos caído en un letargo incompatible con la conversación. Si volvemos a casa y el viajero (o viajera) al lado no conoce el destino, quizá podamos ayudarle en algún tema práctico.

Si todo va normal, y no hemos sido de los primeros en montar en el avión, una media hora después de haber ocupado nuestro asiento, el avión estará listo para despegar. Si tarda menos, celebremos estar en un vuelo favorable.
Alguna vez, lo del asiento de al lado es insoportable, como
en esta imagen de la película Aterriza como Puedas
(Fuente: lobocinepata)

Hace tiempo, el vuelo resultaba entretenido porque pasaban los tripulantes ofreciendo comer o beber algo. Aunque no tuvieras ganas, aceptabas lo que te daban y entre ponte bien y estáte quieta, se te pasaba el vuelo volando. Hoy, como todo es de pago, ya te habrás hecho una composición de lugar sobre si necesitas comer o beber algo. Y si no necesitas nada, puedes intentar dormir a pesar de los golpes que te llevarás de los sucesivos carritos (si ocupas el asiento de pasillo), y de las salpicaduras del café o del refresco que pasa por encima tuyo para el que ocupa el asiento de ventanilla.

Tras un tiempo de vuelo a altura y velocidad de crucero, el avión empieza a descender hacia el aeropuerto de destino. La tripulación se empeña en que apagues todo lo electrónico (ya me diréis la macrointerferencia que puede producir un pequeño reproductor de música en los instrumentos de vuelo del avión). Ah, y que pliegues la mesilla y pongas el respaldo en posición vertical. Ya te gustaría que el que viaja delante tuyo no se le hubiera ni siquiera ocurrido tumbar su asiento hacia atrás. Que el espacio entre asientos es pequeño, pero todo puede empeorar.

Si hay suerte, el avión se dirige directamente a la pista de aterrizaje, y aterriza sin novedad. Si hay congestión, puede tocar dar varias vueltas por encima del aeropuerto, hasta que ocupemos nuestro espacio en la cola de aviones que pretenden aterrizar en el mismo sitio al mismo tiempo. Eso prolonga el vuelo, a veces, hasta diez, quince o veinte minutos. De todas formas, como el billete ya está pagado, el combustible extra que gasten va por cuenta de la compañía. Pero llegaremos más tarde de lo previsto.

En cuanto el avión toca tierra, siempre hay algún pasajero que pone en marcha el móvil para informar a alguien de que "acabamos de aterrizar". Si ese alguien le está esperando en el aeropuerto, puede quedar todavía una buena media hora hasta que se puedan abrazar. Está bien mantener el contacto, pero sin agonías. Que a menudo ese acabamos de aterrizar suena casi a en lugar de estrellarnos.

Teóricamente, nadie debería moverse o ponerse en pie hasta que el avión se haya detenido y haya parado los motores. Pero intentar que esta regla se cumpla es tarea baldía. Siempre hay alguien que parece tener más prisa, que quiere ocupar un espacio favorable en la cola para el desembarque, o que quiere recuperar su equipaje de cinco filas más atrás, antes de que el pasillo se inunde de viajeros de pie, de nuevo a la espera.

Si el desembarque es por finger, es más cómodo, pero hay una única salida en la parte delantera. Si tu asiento está en las filas traseras, más vale que ni te levantes hasta que la cola de desembarque empiece a moverse. Si no, te tocarán otros diez minutitos de pie. Si el desembarque es por autobús, se puede salir por delante y por detrás del avión, y el tema es más rápido. Claro, queda superar ese aguacero inesperado (aunque el cielo esté azul brillante) y el largo recorrido del autobús hasta la terminal, casi inevitablemente de pie.
Maletas en la cinta para equipajes del
aeropuerto de Barcelona
(Fuente: elperiodicoextremadura)

Entrando al (edificio) terminal, seguimos a los que nos preceden, hasta que reparamos en que tenemos un equipaje que recoger. A partir de ahí, nos fijamos en los indicadores de Recogida de Equipajes y Salida, que no siempre coinciden todo el tiempo. A lo lejos vemos otra señal que sigue con la flecha de frente, indicando que tenemos que seguir andando hasta más lejos todavía. En los macroaeropuertos actuales, es fácil que el paseo hasta la cinta del equipaje nos tome hasta diez minutos, si no incluso más.

Cuando llegamos frente a la cinta de equipajes asignada a nuestro vuelo, o bien está parada y toca esperar, o bien está en marcha sacando maletas de otro vuelo que llegó antes. Toca esperar, de nuevo. Es el momento en que todo el mundo decide mantener vivo el contacto, y llama a los que le esperan o a los que le despidieron, o revisa los mensajes y los correos.

En un cierto momento, la cinta avisa de que se va a poner en marcha, y empieza a dar vueltas. Esto puede suceder incluso antes de que lleguemos nosotros, o hasta quince minutos después. Excepcionalmente, el período puede ser incluso mucho más largo (si estamos en hora punta, si se han acumulado muchos vuelos al mismo tiempo, si el aeropuerto anda escaso de efectivos, si el cierre de la bodega se ha congelado - eso nos dijeron un día de invierno llegando a Barcelona - o por cualquier otra contingencia).

Yo vi una vez a mi maleta saliendo la primera de todas las de mi vuelo. Pero muchas veces ha salido de las últimas. De hecho, siempre sale de las últimas que vimos salir. Incluso tres o cuatro veces no salió. En este caso, el carrito que habíamos cogido se volvió inútil de repente, y toca la reclamación (maleta dura de tipo C, color gris oscuro,..., su dirección en la ciudad,...). Si el equipaje no apareció, con suerte nos lo llevarán a casa o al hotel esa misma tarde (nos habremos ahorrado arrastrarla todo el tiempo). Si no hay suerte, puede tardar algunos días. Si volvíamos a casa el tema no es muy enojoso. Pero si el vuelo era de salida, nos espera un rosario de llamadas interesándonos por nuestro equipaje, e informando de la nueva dirección del siguiente hotel o lo que sea. Habrá que comprarse alguna muda y trastos para afeitar y para el aseo, etc.

Recuperado el equipaje, ya vamos hacia la salida, que acostumbra a ser más bien huidiza. Si el viaje es organizado, igual alguien nos espera, para conducirnos a un autocar que nos lleve al hotel (eso sí, cuando aparezca ese viajero rezagado o que se perdió). O tenemos que buscar la estación del tren o metro, o coger un taxi, Dios nos guarde, o buscar la parada del autobús para la ciudad. Si volvemos a casa, iremos hacia el parking si dejamos el coche, o cogeremos un taxi o lo que sea, para conseguir llegar finalmente a nuestro domicilio.

Cuando abrimos la puerta de casa, miramos hacia atrás y nos damos cuenta de que hemos volado una o dos horas, pero hemos viajado cuatro, o cinco o seis horas.

Pero este es el medio más rápido de que disponemos para movernos de un sitio a otro.

En mi última visita a París, hice el viaje de ida utilizando el enlace ferroviario de Alta Velocidad por Figueras, que ya conté en otro artículo. Sin apurar los tiempos, salí de mi casa a las 7.15 de la mañana, y llegaba al hotel en París en torno a las nueve y cuarto de la noche. Total, unas catorce horas de viaje.

A la vuelta, hice el viaje en avión, y no sufrí retrasos. Salí de mi hotel en París en torno a las doce y media del mediodía y llegaba a mi casa en Madrid bien pasadas las seis de la tarde. Casi seis horas de viaje.

Bueno, alguna ventaja tiene, todavía. Pero molar, no mola.

JMBA

domingo, 24 de abril de 2011

"Entre les murs"

Entre les murs es un librito escrito for François Bégaudeau. Que yo sepa, ha sido publicado en castellano (El Aleph, 2008; "La Clase"), en catalán (Empùries, 2008; "La Classe") y en gallego (Xerais, 2008; "A clase").

En 2008 se hizo una película basada en el libro, bajo la dirección de Laurent Cantet, que en España se tituló La Clase y en Argentina Entre los Muros. Fue laureada con la Palma de Oro a la mejor película en el Festival de Cannes 2008. Bégaudeau se protagoniza a sí mismo.

Pero yo tenía en casa el original en francés (Gallimard Folio, 2006), que sin duda debí comprar, por el método de la seducción visual, en alguna visita a una librería en París o Burdeos. Que es el que he ido leyendo a base de unas poquitas páginas cada vez.

Porque el libro consiste en una serie de escenas cortas que se producen en un colegio de los alrededores de París (la banlieu), en las clases, en los pasillos, en la sala de profesores, en el despacho del director. Contadas por un profesor de francés que se enfrenta a unos alumnos absolutamente nada interesados en el tema, la mayoría de familias de inmigrantes, muchos en claro riesgo de exclusión social. Y todos ellos convencidos de que el francés coloquial hablado que utilizan a diario en el barrio es ya más de lo que nunca van a necesitar.

Una de las cosas aterradoras es que hay escenas, cortes de diálogo, que se desarrollan entre profesores, pero podrían perfectamente haberse captado en algún aula entre los propios alumnos. A fin de cuentas, todos van en el mismo barco.

Todo el ambiente está imbuido de falta de motivación. Profesores y alumnos están ahí porque la sociedad les obliga a ello. Los profesores viven de intentar sacar adelante como pueden la escuela, y los alumnos, por lo menos, mientras están en la escuela no están delinquiendo en las calles de su barrio.

Hace un tiempo publiqué un artículo sobre la sociedad multicultural y su fracaso, o imposibilidad. Francia nos lleva unos años de ventaja en este tema, ya que allí las fuertes inmigraciones de extranjeros (magrebíes especialmente, pero también vietnamitas y de muchos otros lugares) se produjeron algunas décadas antes de lo que estamos viviendo en España. Esa sensación de desmotivación absoluta en el entorno educativo la estamos empezando a vivir aquí, especialmente en algunos lugares con muy fuertes proporciones de población inmigrante reciente.
Imagen de la película La Clase, de Laurent Cantet (2008)

Entre los muros de la escuela del libro se desarrolla una tragicomedia, en que todos parecer estar ocupando su lugar sin el más mínimo convencimiento. Una sociedad de facto multicultural intenta difundir en la escuela sus valores y preparar a los alumnos para la excelencia, ante la total indiferencia de estos. Porque lo que les intentan enseñar en la escuela no tiene nada que ver con lo que ellos sienten que necesitan aprender. Porque los valores ciudadanos que intenta sacar adelante la escuela no tiene nada que ver con lo que los alumnos viven en sus familias.

Vale la pena la lectura del libro. No vi la película, pero he leído bastantes recomendaciones (de hecho el autor del libro intervino en la elaboración del guión.
Cartel de la película en España

Mi conclusión es que una sociedad donde conviven muchas culturas diferentes no es, para nada, una sociedad multicultural al estilo de lo que cierta progresía ha tenido por panacea. Muchas culturas muy poco integradas en un entramado común, que comparten muy pocos valores, es una comunidad muy difícil de gestionar. En ese contexto, los profesores no pueden hacer otra cosa que amarrarse a la orilla para evitar que el caudaloso río que baja fuerte con muchas culturas se los lleve por delante. Pararse para ver pasar las desgracias de largo.

Se les va el tiempo intentando que los alumnos magrebíes acepten, o por lo menos no desprecien, a los alumnos de origen chino y con muy poquito conocimiento del idioma común. O para que las luchas y rencillas callejeras se queden fuera, y no entren en la escuela. O para convencer a los padres de los alumnos del interés que debería tener para ellos la escolarización obligatoria de sus hijos.

Muy instructivo. Si tenéis ocasión de leer el libro o ver la película, no lo dejéis de hacer. Llevamos el camino de parecernos mucho y en poco tiempo, a lo que se cuenta en Entre les Murs.

Invita a la reflexión.

JMBA

jueves, 21 de abril de 2011

La Final de Copa

Ante todo, vaya por delante mi felicitación y enhorabuena al Real Madrid y a todos los madridistas, por su merecida victoria este miércoles en la final de la Copa de S.M. el Rey, frente al F.C. Barcelona.
El equipo en pleno del Real Madrid, celebrando la Copa en Mestalla
(Autor: Claudio Álvarez; Fuente: El País)

El partido fue histórico, épico; ambos equipos se vaciaron en el juego, persiguiendo la victoria. En la primera parte, el Real Madrid supo desarticular el juego habitual del Barça, que no encontró su nivel habitual de juego. Con alguna brusquedad puntual, y tensiones entre los jugadores, que desmerecen un encuentro de este nivel, pero entendibles por la intensidad de la ocasión, el Madrid hubiera podido sentenciar el partido, pero no atinó en la meta, y no consiguió marcar ningún gol.

En la segunda parte, el Barça recuperó el juego al que nos tiene acostumbrados. Tuvo alguna ocasión de gol, incluso Pedro marcó un gol, que no fue válido ya que se encontraba ligeramente adelantado a la defensa madridista.

Así llegó el final del tiempo reglamentario, con un muy peleado empate a cero. Quedaba por delante la prórroga de treinta minutos. El que supiera marcar un gol, tenía ya media Copa en el bolsillo. El Barça ha llegado a este final de temporada muy mermado físicamente, y eso se notó en la prórroga. Muchos de los jugadores del Madrid también estaban exhaustos. Si no hubiera habido goles, el vencedor habría que haberlo jugado a la lotería de los penaltis.

Pero algunos jugadores del Madrid (en particular Marcelo, De María y Cristiano Ronaldo) demostraron estar más fuertes que el resto. En una magistral triangulación, que dejó atrás a los defensas del Barça, consiguieron que llegara un excelente pase a la cabeza de Cristiano, que la impulsó magistralmente al fondo de la red, sin que Pinto pudiera hacer nada para evitarlo (minuto 103 del partido, segunda parte de la prórroga).
Estadio de Mestalla, en Valencia
(Fuente: futbolprofesional.net)

Los minutos que quedaban hasta el final del partido, el Madrid mantuvo el control del juego, y nada supo hacer el Barça para equilibrar el partido.

Tras un partido que pasará a la historia, en que ambos equipos dieron lo mejor de sí mismos, hasta vaciarse, el Real Madrid se proclamó merecido campeón 2011 del Campeonato de España.

Un duelo de poder a poder entre los que son hoy, muy probablemente, los dos mejores equipos del mundo. Para el Barça supuso un duro revés en una trayectoria de victorias que han ido consiguiendo en los últimos años. Para el Real Madrid ha supuesto una inyección de moral, y dar la vuelta a una historia que se les ha venido resistiendo en el período reciente.

Ahora quedan por delante (las dos próximas semanas) los partidos de ida y de vuelta de las Semifinales de la Champions. Si se recuperan física y moralmente, podremos asistir a dos nuevos duelos que serán memorables. El partido de ida se jugará en el Santiago Bernabeu el miércoles 27 de Abril. La vuelta, en el Camp Nou, el martes 3 de Mayo. Al que consiga superar la eliminatoria, le esperará el ganador del enfrentamiento entre el sorpresivo Schalke 04 de Raúl y el tradicional Manchester United.
El remodelado estadio de Wembley, en Londres
(Fuente: fotosbuzz.com)

El duelo final será en el mítico y remodelado estadio londinense de Wembley, el sábado 28 de Mayo. Es muy probable que el que consiga ganar la eliminatoria española, acabe proclamándose campeón europeo en Wembley.

De nuevo, desearles suerte a los dos, que gane el mejor y que no nos acordemos de los árbitros.

JMBA